miércoles, 18 de julio de 2018

Una ventana.


El cielo sueña nubes para el mundo real
con elemento amante de la luz y el espacio
se desparraman hoy dunas de un arrecife
arenales con ondas marinas que son nieves.
Tantos cruces de azar, por ornato caprichos,
están ahí de bulto con una irresistible realidad sonriente.
Yo resido en las márgenes de una profundidad
de transparencia en bloque.
El aire esta ciñendo, mostrando, realzando
las hojas en la rama, las ramas en el tronco,
los muros, los aleros, las esquinas, los postes:
serenidad en evidencia de la tarde,
que exige una visión tranquila de ventana.
Se acoge el pormenor a todo su contorno:
guijarros, esa valla, más lejos un alambre.
Cada minuto acierta con su propia aureola,
¿o es la figuración que sueña este cristal?
Soy como mi ventana. Me maravilla el aire.
¡Hermosura tan límpida ya de tan entendida,
entre el sol y la mente! Hay palabras muy tersas,
y yo quiero saber como el aire de Junio.
La inquietud de algún álamo forma brisa visible,
en círculo de paz se me cierra la tarde,
y un cielo bien alzado se ajusta a mi horizonte.


Jorge Guillén.

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