viernes, 30 de diciembre de 2011
Ya se alargan las tardes, ya se deja...
Ya se alargan las tardes, ya se deja...
Ya se alargan las tardes, ya se deja
despacio acompañar el sol postrero
mientras él, desde el cielo de febrero,
retira al río la ciudad refleja
de la corriente, sin cesar pareja
-más todavía tras algún remero-
a mí, que errante junto al agua quiero
sentirme así fugaz sin una queja,
viendo la lentitud con que se pierde
serenando su fin tanta hermosura,
dichosa de valer cuando más arde
-bajo los arreboles- hasta el verde
tenaz de los abetos y se apura
la retirada lenta de la tarde.
Jorge Guillén.
jueves, 29 de diciembre de 2011
Nocturno
Nocturno
A Juan Ramón Jiménez
berce sur l'azur qu' un vent douce effleure
l'arbre qui frissonne et l'oiseau qui pleure.
Verlaine
Sobre el campo de abril la noche ardía
de gema en gema en el azul... El viento
un doble acorde en su laúd tañía
de tierra en flor y sideral lamento.
Era un árbol sonoro en la llanura.
dulce cantor del campo silencioso.
que guardaba un silencio de amargura
ahogado en el ramaje tembloroso.
Era un árbol cantor, negro y de plata
bajo el misterio de la luna bella,
vibrante de una oculta serenata,
como el salmo escondido de una estrella.
Y era el beso del viento susurrante,
y era la brisa que las ramas besa,
y era el agudo suspirar silbante
del mirlo oculto entre la fronda espesa.
Mi corazón también cantara el almo
salmo de abril bajo la luna clara,
y del árbol cantor el dulce salmo
en un temblor de lágrimas copiara
que hay en el alma un sollozar de oro
que dice grave en el silencio el alma,
como un silbante suspirar sonoro
dice el árbol cantor la noche en calma-
si no tuviese mi almo un ritmo estrecho
para cantar de abril la paz en llanto,
y no sintiera el salmo de mi pecho
saltar con eco de cristal y espanto.
A. Machado.
A Juan Ramón Jiménez
berce sur l'azur qu' un vent douce effleure
l'arbre qui frissonne et l'oiseau qui pleure.
Verlaine
Sobre el campo de abril la noche ardía
de gema en gema en el azul... El viento
un doble acorde en su laúd tañía
de tierra en flor y sideral lamento.
Era un árbol sonoro en la llanura.
dulce cantor del campo silencioso.
que guardaba un silencio de amargura
ahogado en el ramaje tembloroso.
Era un árbol cantor, negro y de plata
bajo el misterio de la luna bella,
vibrante de una oculta serenata,
como el salmo escondido de una estrella.
Y era el beso del viento susurrante,
y era la brisa que las ramas besa,
y era el agudo suspirar silbante
del mirlo oculto entre la fronda espesa.
Mi corazón también cantara el almo
salmo de abril bajo la luna clara,
y del árbol cantor el dulce salmo
en un temblor de lágrimas copiara
que hay en el alma un sollozar de oro
que dice grave en el silencio el alma,
como un silbante suspirar sonoro
dice el árbol cantor la noche en calma-
si no tuviese mi almo un ritmo estrecho
para cantar de abril la paz en llanto,
y no sintiera el salmo de mi pecho
saltar con eco de cristal y espanto.
A. Machado.
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