miércoles, 23 de diciembre de 2015

Es el pueblo. Por encima





Es el pueblo.
Por encima de los oscuros tejados,
verde, lloroso de grillos
y de esquilas, está el campo.

Es la hora del murciélago,
cuando el anjel toca el anjelus,
cuando vuelve el cavador,
con el azadón, cantando.

-Y es el grito de los niños,
y es el mujir del establo,
y es el tibio olor a hogar,
y el humo celeste y blanco-.

Y es la gran luna de oro,
que, en los pinares lejanos,
tiñe cristalinamente
el abandono fantástico.



Juan Ramón Jiménez.

martes, 22 de diciembre de 2015

Saco mi esperanza, igual.






Saco mi esperanza, igual
que una deslumbrante joya,
de mi corazón –su caja-,
la paseo entre las rosas,
la mimo, como a una hija,
una hermana, o una novia,
la miro infinitamente,
...y la guardo, otra vez, sola.



Juan Ramón Jiménez.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Introducción a los sueños.







  Leyendo un claro día
mis bien amados versos,
he visto en el profundo
espejo de mis sueños

  que una verdad divina
temblando está de miedo,
y es una flor que quiere
echar su aroma al viento.

  El alma del poeta
se orienta hacia el misterio.
Sólo el poeta puede
mirar lo que está lejos
dentro del alma, en turbio
y mago sol envuelto.

  En esas galerías,
sin fondo, del recuerdo,
donde las pobres gentes
colgaron cual trofeo

  el traje de una fiesta
apolillado y viejo,
allí el poeta sabe
el laborar eterno
mirar de las doradas
abejas de los sueños.

  Poetas, con el alma
atenta al hondo cielo,
en la cruel batalla
o en el tranquilo huerto,

  la nueva miel labramos
con los dolores viejos,
la veste blanca y pura
pacientemente hacemos,
y bajo el sol bruñimos
el fuerte arnés de hierro.

  El alma que no sueña,
el enemigo espejo,
proyecta nuestra imagen
con un perfil grotesco.

  Sentimos una ola
de sangre, en nuestro pecho,
que pasa... y sonreímos,
y a laborar volvemos.



Antonio Machado.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...