viernes, 27 de febrero de 2015

Cerrada puerta.



No mientas cabelleras diáfanas, ardientes goces,
columnas de pórfido, celestiales anhelos;
no mientas un cuerpo dichoso rodeado por la luz
como esa barca joven que desprecia las ondas.

No engañes con tu tibieza de astro reluciente
-fuerte valor para buscar la vida,
para trazar la germinante estela
donde el amor como la leche fluye.

No.
La realidad votiva aspira a ese jardín de palmas
donde los seres convertidos en lanzas
todavía te buscan, azul topacio u oro
que te escapas sin cielo por otros paraísos.

Amar el cuello enfebrecido
que roto al pie de un mármol solo
retiene su sangrienta llamada
como ese corazón que contiene su anhelo.

El frenesí de la luna y los besos,
mezclados como sangres en la puerta cerrada,
donde claman los puños de los que nunca vivieron,
de los que muertos mutilados flotan en aguas frías.

Paraíso de lunas sajadas con desvío,
con filos de vestidos o metales dichosos,
aquellos que no amaron porque sabían siempre
que el polvo no circula ni sustituye a la sangre.

Amar a esa luz violeta los párpados cerrados,
donde un ave no puede guarecer su temblor,
donde todo lo más algún pétalo frío
amanece de nácar imitando a lo vivo.

Esa pesada puerta jamás girará.
Un rostro o un peñasco, una canción o un puente milenario
unen el hilo de araña al corazón del monte,
donde la muerte vida a vida lucha
por alumbrar la pasión entre el relámpago que escapa.

Una mano del tamaño del odio,
un continente donde circulan venas,
donde aún quedaron huellas de unos dientes,
golpea un corazón como mar encerrado,
golpea unas encías que devoraron luces,
que tragaron un mundo que nunca había nacido,
donde el amor era el chocar de los rayos crujientes
sobre los cuerpos humanos derribados por tierra.


Vicente Aleixandre.

jueves, 26 de febrero de 2015

Estoy pensando en ti cuando no pienso.






Estoy pensando en ti cuando no pienso
que estoy pensando en ti, 
cuando quisiera no tener que pensar 
para sentirme de tu lejano corazón
más cerca.

Más cerca de esa pura lejanía
íntimamente clara de tu ausencia:
de ese rastro de luz que tu recuerdo
renciente en mí cuando de mí se aleja.


Me acercaré de nuevo a tu tristeza
como a una misteriosa melodía
que le da al corazón su resonancia
de música infinita.

Y volveré a sentir cuando me mires,
callada y pensativa,
que apagas con tus ojos al mirarme
el sueño de mi vida.


José Bergamín.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Mi otoño reverdece. Mi pradera.





VERDE y estremecida primavera.
La savia busca luz y es un vagido
de vida. Viento verde, verde nido,
verde sonoridad, verde pradera,
verde silencio verde, verde espera. 
Todo tiene un vivir recién nacido
y está como de un sueño suspendido.
Esperemos - callad - a que Dios quiera
que nos llegue la vida verdadera
de su sazón y todo su sentido. 
Ved: ya se escurre el sol por la ladera.
Ya pronto será abril lo prometido.
(Mi otoño reverdece y salen fuera
los renuevos del árbol prohibido).


Juan José Domenchina.

martes, 24 de febrero de 2015

Cenicientas las aguas,los desnudos.







Cenicientas las aguas, los desnudos
árboles y los montes cenicientos;
parda la bruma que los vela y pardas
las nubes que atraviesan por el cielo;
triste, en la tierra, el color gris domina,
¡el color de los viejos!

De cuando en cuando de la lluvia el sordo
rumor suena, y el viento
al pasar por el bosque
silba o finge lamentos
tan extraños, tan hondos y dolientes
que parece que llaman por los muertos.

Seguido del mastín, que helado tiembla,
el labrador, envuelto
en su capa de juncos, cruza el monte;
el campo está desierto,
y tan sólo en los charcos que negrean
del ancho prado entre el verdor intenso
posa el vuelo la blanca gaviota,
mientras graznan los cuervos.

Yo desde mi ventana,
que azotan los airados elementos,
regocijada y pensativa escucho
el discorde concierto
simpático a mi alma...
¡Oh, mi amigo el invierno!,
mil y mil veces bien venido seas,
mi sombrío y adusto compañero.
¿No eres acaso el precursor dichoso
del tibio mayo y del abril risueño?

¡Ah, si el invierno triste de la vida,
como tú de las flores y los céfiros,
también precursor fuera de la hermosa
y eterna primavera de mis sueños...!


Rosalia de Castro.

lunes, 23 de febrero de 2015

Aquí la vida es pormenor.




Aquí la vida es pormenor: 
hormiga, 
muerte, cariño, pena, 
piedra, horizonte, río, luz, 
espiga, 
vidrio, surco y arena. 
Aquí está la basura 
en las calles, 
y no en los corazones. 
Aquí todo se sabe y 
se murmura: 
No puede haber oculta la criatura 
mala, y menos las malas
intenciones.



Miguel Hernández.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...