viernes, 28 de febrero de 2014

Colegio.





Veo los años,
Los mismos que ahora escucho volver a mí 
esta tarde colgados de sotanas,
Espantajos oscuros,
Henchidos como cerdos de pez muerta que fueran navegando,
Dejando tras de sí una cola de tinta goteada 
de esperma sucia y vómito.
Oigo cómo me invaden crucifijos,
Despiadadas penumbras de toses con rosarios y vía crucis
Y un olor a café, a desayuno seco,
Descompuesto en las bocas tibias de los confesionarios.
No es posible que vuelva este mismo paisaje,
Que reconquiste ni por un momento su sueño 
embrutecido de moscas,
Formol y humo.
No es posible otra vez este retrete sórdido de hábitos 
con eructos y sopa de tapioca.
No es posible, no quiero,
No es posible querer para vosotros la misma infancia y muerte.



Rafael Alberti.

jueves, 27 de febrero de 2014

Tu corazón, una naranja helada.




Tu corazón, una naranja helada
con un dentro sin luz de dulce miera
y una porosa vista de oro: un fuera
venturas prometiendo a la mirada.

Mi corazón, una febril granada
de agrupado rubor y abierta cera,
que sus tiernos collares te ofreciera
con una obstinación enamorada.

¡ Ay, qué acometimiento de quebranto
ir a tu corazón y hallar un hielo
de irreductible y pavorosa nieve !

Por los alrededores de mi llanto
un pañuelo sediento va de vuelo
con la esperanza de que en él lo abreve.



Miguel Hernández.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Cerrando los ojos.





Huyo del mal que me enoja
buscando el bien que me falta.
Más que las penas que tengo
me duelen las esperanzas.

Tempestades de deseos
contra los muros del alba
rompen sus olas. Me ciegan
los tumultos que levantan.

Nido en el mar. Cuna a flote.
La flor que lucha en el agua
me sostiene mar adentro

y mar afuera me lanza.
Cierro los ojos y miro
el tiempo interior que canta.



Manuel Altolaguirre.

martes, 25 de febrero de 2014

Ayer te besé en los labios.




Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
Rojos. Fue un beso tan corto
Que duró más que un relámpago,
Que un milagro, más.
El tiempo,
Después de dártelo
No lo quise para nada
Ya, para nada
Lo había querido antes.
Se empezó en él, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
Estoy solo con mis labios.
Los pongo
No en tu boca, no, ya no
-¿A dónde se me ha escapado?-
Los pongo
En el beso que te di
Ayer, en las bocas juntas
Del beso que se besaron.
Y dura este beso más
Que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
Ni una boca lo que beso,
Que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.



Pedro Salinas.

lunes, 24 de febrero de 2014

Verdad capital.





Como ala una concesión a la sombra
un gusto definido por los peligros al sol
una vida corta
una reserva prudente

En la escuela de los vencidos el hollín empavesa sus ventanas
el rosal que te ignora ocupa aquí poco sitio
las contingencias se agolpan a la puerta como mendigos
el error se guía por su volumen

La tormenta flaquea en la espera
                                                                    La mía.

Juan Larrea.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...