viernes, 18 de noviembre de 2016

La rosa.



Yo sé que estás aquí en mi mano
te tengo, rosa fría.
Desnudo el rayo débil
del sol te alcanza.
Hueles, emanas.
¿Desde dónde,
trasunto helado que hoy
me mientes? ¿Desde un reino
secreto de hermosura,
donde tu aroma esparces,
para invadir un cielo
total en que dichosos
tus solos aires, fuegos,
perfumes se respiran?
¡Ah, sólo allí celestes
criaturas tú embriagas!
Pero aquí, rosa fría
secreta estás, inmóvil;
menuda rosa pálida
que en esta mano finges
tu imagen en la tierra.

Vicente Aleixandre.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Mirar lo imposible.



La tarde me está ofreciendo
en la palma de su mano,
hecha de enero y de niebla,
vagos mundos desmedidos
de esos que yo antes soñaba,
que hoy ya no quiero.
y cerraría los ojos
para no verlo.
Si no los cierro
no es por lo que veo.
Por un mundo sospechado
concreto y virgen detrás,
por lo que no puedo ver
llevo los ojos abiertos.


Pedro Salinas.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

La vida es tan sencilla..



La vida es tan sencilla que se explica por sí misma,
se basta a sí misma.
¡Mira! Todo está hecho. Todo está ya dado.
Nos basta aceptar
o quizá -somos humanos-
alabar  y cantar
a lo que nos maquina sin dejarse pensar.
Todo está aquí. ¿No lo ves?
No hay razón ni más allá.
¡Somos felices! Vivimos los instantes explosivos
de alegría o de dolor, de rabia o de amor,
y si no es que estamos distraídos, aburridos.
No hay nada que esperar.
No hay nada que temer.
También la muerte llegará cuando nos sea fielmente necesaria
y la recibiremos con verdadera ansia.
Desde que nacimos nos estamos preparando
para que nos consuma.


Gabriel Celaya.

martes, 15 de noviembre de 2016

Quiero saber.



Dime pronto el secreto de tu existencia;
quiero saber por qué la piedra no es pluma,
ni el corazón un árbol delicado,
ni por qué esa niña que muere entre dos venas ríos
no se va hacia la mar como todos los buques.

Quiero saber si el corazón es una lluvia o margen,
lo que se queda a un lado cuando dos se sonríen,
o es sólo la frontera entre dos manos nuevas
que estrechan una piel caliente que no separa.

Flor, risco o duda, o sed o sol o látigo:
el mundo todo es uno, la ribera y el párpado,
ese amarillo pájaro que duerme entre dos labios
cuando el alba penetra con esfuerzo en el día.

Quiero saber si un puente es hierro o es anhelo
esa dificultad de unir dos carnes íntimas,
esa separación de los pechos tocados
por una flecha nueva surtida entre lo verde.

Musgo o luna es lo mismo, lo que a nadie sorprende,
esa caricia lenta que de noche a los cuerpos
recorre como pluma o labios que ahora llueven.
Quiero saber si el río se aleja de sí mismo
estrechando unas formas en silencio,
catarata de cuerpos que se aman como espuma,
hasta dar en la mar como el placer cedido.

Los gritos son estacas de silbo, son lo hincado,
desesperación viva de ver los brazos cortos
alzados hacia el cielo en súplicas de lunas,
cabezas doloridas que arriba duermen, bogan,
sin respirar aún como láminas turbias.

Quiero saber si la noche ve abajo
cuerpos blancos de tela echados sobre tierra,
rocas falsas, cartones, hilos, piel, agua quieta,
pájaros como láminas aplicadas al suelo,
o rumores de hierro, bosque virgen al hombre.

Quiero saber altura, mar vago o infinito;
si el mar es esa oculta duda que me embriaga
cuando el viento traspone crespones transparentes,
sombra, pesos, marfiles, tormentas alargadas,
lo morado cautivo que más allá invisible
se debate, o jauría de dulces asechanzas.

Vicente Aleixandre.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Amenaza.


Manos grandes, ojos grandes,
labios demasiado duros,
hostiles se me aproximan.
Un mundo de seres malos
ante mí se contorsiona
amenazador, oscuro.
Estallan las rencorosas frentes.
Sangran esquivos los ojos.
Espumosos odios brotan contra mí;
pero yo sigo con mi soledad inocente
por un cristal defendido.
Sólo me hieren las luces,
los dolores enemigos.

Manuel Altolaguirre.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...