viernes, 22 de mayo de 2015
Alba de no entender nada.
El horizonte salta a los ojos de su amor
arrastrando consigo la esperanza de sobrevivirse
en este olvido sonrosado de carne y de sí mismo
se está lejos de ser puro
en mi vida te veo
desleída inasible
los brazos se buscan los brazos se alargan
imaginarios
desde una a otra orilla de la llama.
Quisieran matarme
pensando volver a verte
no hallarían de ti más que la esperanza de estar desnudo.
Juan Larrea.
jueves, 21 de mayo de 2015
La Cometa.
A Eduardo Casanueva.
Descalza por la mar, la primavera
llega, racha de sal, para que vueles,
niña feliz de cañas y papeles
con la trenza ondulante y onceañera.
Alta la brisa va, alta y ligera la cometa.
Qué lindos sus cuarteles de angélicos
y hexágonos broqueles
y qué airosa en el cielo y callealtera.
Cómo tira de mí, cómo me llama
a su rampa de luz, cómo me incita
y me dice en secreto que me ama
cuando en mi pulso azul muerde y palpita.
Oh mi primera novia en la alta rama
de esta pasión de álamo infinita.
Gerardo Diego.
miércoles, 20 de mayo de 2015
El alma es igual que el aire...
El alma es igual que el aire.
Con la luz se hace invisible,
perdiendo su honda negrura.
Sólo en las profundas noches
son visibles alma y aire.
Sólo en las noches profundas.
Que se ennegrezca tu alma
pues quieren verla mis ojos.
Oscurece tu alma pura.
Déjame que sea tu noche,
que enturbie tu transparencia.
¡Déjame ver tu hermosura!
Manuel Altolaguirre.
martes, 19 de mayo de 2015
La voz a ti debida. Versos 2389 a 2409
¡Qué cuerpos leves, sutiles, hay, sin color,
tan vagos como las sombras,
que no se pueden besar
si no es poniendo los labios
en el aire, contra algo
que pasa y que se parece!
¡Y qué sombras tan morenas hay,
tan duras que su oscuro mármol frío
jamás se nos rendirá de pasión entre los brazos!
¡Y qué trajín, ir, venir,
con el amor en volandas,
de los cuerpos a las sombras,
de lo imposible a los labios,
sin parar, sin saber nunca
si es alma de carne o sombra
de cuerpo lo que besamos, si es algo!
¡Temblando de dar cariño a la nada!
Pedro Salinas.
lunes, 18 de mayo de 2015
Romance del Júcar.
A mi primo Rosendo
Agua verde, verde, verde,
agua encantada del Júcar,
verde del pinar serrano
que casi te vio en la cuna
-bosques de san sebastianes
en la serranía oscura,
que por el costado herido
resinas de oro rezuman-;
verde de corpiños verdes,
ojos verdes, verdes lunas,
de las colmenas, palacios
menores de la dulzura,
y verde -rubor temprano
que te asoma a las espumas-
de soñar, soñar -tan niña-
con mediterráneas nupcias.
Álamos, y cuántos álamos
se suicidan por tu culpa,
rompiendo cristales verdes
de tu verde, verde urna.
Cuenca, toda de plata,
quiere en ti verse desnuda,
y se estira, de puntillas,
sobre sus treinta columnas.
No pienses tanto en tus bodas,
no pienses, agua del Júcar,
que de tan verde te añilas,
te amoratas y te azulas.
No te pintes ya tan pronto
colores que no son tuyas.
Tus labios sabrán a sal,
tus pechos sabrán a azúcar
cuando de tan verde, verde,
¿dónde corpiños y lunas,
pinos, álamos y torres
y sueños del alto Júcar?
Gerardo Diego.
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