viernes, 23 de febrero de 2018
Paraíso III. El otoñado.
Estoy completo de naturaleza,
en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en lo verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire), el infinito.
Chorreo luz: doro el lugar oscuro,
trasmito olor: la sombra huele a dios,
emano son: lo amplio es honda música,
filtro sabor: la mole bebe mi alma,
deleito el tacto de la soledad.
Soy tesoro supremo, desasido,
con densa redondez de limpio iris,
del seno de la acción. Y lo soy todo.
Lo todo que es el colmo de la nada,
el todo que se basta y que es servido
de lo que todavía es ambición.
Juan Ramón Jiménez.
miércoles, 21 de febrero de 2018
Blancura.
El ciego amor no sabe de distancias
y sin embargo el corazón desierto
-todo su espacio para mucho olvido-
lugar le da para perderse a solas
entre cielos, abismos y horizontes.
Cuando me quieres, al mirarme adentro,
mientras la sangre nuestra se confunde,
una redonda lejanía profunda
hace posibles huevas ilusiones.
Ser tuyo es renacerme, porque logras
borrar, hundir, que se retiren todos
los espejos, los muros de mi alma.
Blancura del amor.
Con cuánto fuego se anunció tu presencia.
Tengo ahora la luz de aquel incendio
y un vacío donde esperar,
donde temer tu vida.
Manuel Altolaguirre.
martes, 20 de febrero de 2018
Estatua ecuestre.
Permanece el trote aquí,
Entre su arranque y mi mano.
Bien ceñida queda así
Su intención de ser lejano.
Porque voy en un corcel
A la maravilla fiel:
Inmóvil con todo brío.
¡Y a fuerza de cuánta calma
Tengo en bronce toda el alma,
Clara en el cielo del frío!
Jorge Guillén.
lunes, 19 de febrero de 2018
48.
Desde hace ya muchos años,
la reja me tiene partido el mundo
que se ve por la ventana,
en cuatro partes iguales.
Y así en una se me niega
lo que se me ofrece en tres
que no son nunca las mismas.
Cuando yo rompa los hierros,
ya lo sabes, no ha de ser para escaparme:
será porque ya no pueda sufrir más
el ansia esta de ver todo el mundo entero,
sin cuatro partes iguales.
Pedro Salinas.
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