viernes, 24 de noviembre de 2017

Alma y tierra.



¡Oh, pobre tierra de mi ser alzada
contra goces y penas de la vida!
Si abro los ojos, por la doble herida
la luz me adentra carga muy pesada;

que vivir es guardar con la mirada
en breve espacio magnitud crecida,
y un alma tengo para dar cabida
a la extensión del mundo dilatada.

Derriba, tierra, pronto mis prisiones,
que mi espíritu quiere ser llanura
y vuelve al surco desde el cual te alzaron.

Ya el alma no precisa sepultura
ni el tiempo quiere ya limitaciones,
horas y muros para mí acabaron.


Manuel Altolaguirre.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Una margarita.



Es una margarita
Que tiene quince pétalos,
Grupos de tres en tres
Con reverso azulino,
Y hacia la luz del sol,
Extensa, bien abierta,
Dirige su energía.
Y ya desde la tarde,
Cuando empieza la sombra,
La flor va recogiéndose
Cerrada por la noche.

Natura. Maravilla. Sin lección.


Jorge Guillén.

martes, 21 de noviembre de 2017

A Federico García Lorca.



Sal tú, bebiendo campos y ciudades,
en largo ciervo de agua convertido,
hacia el mar de las albas claridades,
del martín-pescador mecido nido;

que yo saldré a esperarte, amortecido,
hecho junco, a las altas soledades,
herido por el aire y requerido
por tu voz, sola entre las tempestades.

Deja que escriba, débil junco frío,
mi nombre en esas aguas corredoras,
que el viento llama, solitario, río.

Disuelto ya en tu nieve el nombre mío,
vuélvete a tus montañas trepadoras,
ciervo de espuma, rey del monterío.



Rafael Alberti.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Celinda.



Sobre el ramaje un blanco
Bien erguido. ¿Qué arbusto?
Flor hacia mí. La arranco,
Fatalmente la arranco: soy mi gusto.

Esta flor huele a...
            ¿A jazmin?
                        No lo es.
                                    ¿A blancura?
                                                Quizá.

Yo recuerdo el ataque de esta casi acidez
Como un sabor aguda.
Un sabor o un olor. Y un nombre fiel. Tal vez...
¡Sí, celinda! Perfecta: en su voz se desnuda.


Jorge Guillén.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...