viernes, 6 de noviembre de 2015

La memoria.





¡Qué tristeza este pasar
el caudal de cada día
(¡vueltas arriba y abajo!),
por el puente de la noche
(¡vueltas abajo y arriba!),
al otro sol!
¡Quién supiera dejar el manto, contento,
en las manos del pasado;
no mirar más lo que fue;
entrar de frente y gustoso,
todo desnudo,
en la libre alegría del presente!



Juan Ramón Jiménez.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Cómo me dejas que te pienses!


Cómo me dejas que te pienses!
Pensar en ti no lo hago sólo, yo.
Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos,
toda ante mí, entregada.
Siento cómo te das a mi memoria,
cómo te rindes al pensar ardiente,
tu gran consentimiento en la distancia.
Y más que consentir más que entregarte,
me ayudas, vienes hasta mí,
me enseñas recuerdos en escorzo,
me haces señas con las delicias,
vivas, del pasado, invitándome.
Me dices desde allá que hagamos lo que quiero
-unirnos- al pensarte.
Y entramos por el beso que me abres,
y pensamos en ti, los dos, yo sólo.



Pedro Salinas.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma.






El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma.
Luz en sueños. ¿No tiemblas, andante peregrino?
Pasado el llano verde, en la florida loma,
acaso está el cercano final de tu camino.

Tú no verás del trigo la espiga sazonada
y de macizas pomas cargado el manzanar,
ni de la vid rugosa la uva aurirrosada
ha de exprimir su alegre licor en tu lagar.

Cuando el primer aroma exhalen los jazmines
y cuando más palpiten las rosas del amor,
una mañana de oro que alumbre los jardines,
¿no huirá, como una nube dispersa, el sueño en flor?

Campo recién florido y verde, ¡quién pudiera
soñar aún largo tiempo en estas pequeñitas
corolas azuladas que manchan la pradera,
y en esas diminutas primeras margaritas!



Antonio Machado.

martes, 3 de noviembre de 2015

El día bello.






Y en todo desnuda tú.

He visto la aurora rosa
y la mañana celeste,
he visto la tarde verde
y he visto la noche azul.

Y en todo desnuda tú.

Desnuda en la noche azul,
desnuda en la tarde verde
y en la mañana celeste,
desnuda en la aurora rosa.

Y en todo desnuda tú.


Juan Ramón Jiménez.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Si el cerco de mi brazo te ceñía...







Si el cerco de mi brazo te ceñía,
era porque el amor me lo mandaba.
Si de lejos y quieto te miraba,
era porque el amor me lo pedía.

Si con un claro beso te quería,
era porque el amor me lo ordenaba;
y si yendo a tu lado me apartaba,
era porque el amor me lo exigía.

Así, cuando te digo que te quiero,
igual que cuando no te diga nada,
hago, mujer, lo que el amor me ordena.

Y el día en que te digan que me muero,
lo mismo que mi vida enamorada,
será mi muerte enamorada pena.



José María Souvirón.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...