viernes, 20 de septiembre de 2013
Una querencia tengo por tu acento.
Una querencia tengo por tu acento,
Una apetencia por tu compañía
Y una dolencia de melancolía
Por la ausencia del aire de tu viento.
Paciencia necesita mi tormento
Urgencia de tu garza galanía,
Tu clemencia solar mi helado día,
Tu asistencia la herida en que lo cuento.
¡Ay, querencia, dolencia y apetencia!
Tus sustanciales besos, mi sustento,
Me faltan y me muero sobre mayo.
Quiero que vengas, flor, desde tu ausencia,
A serenar la sien del pensamiento
Que desahoga en mí su eterno rayo.
Miguel Hernández.
jueves, 19 de septiembre de 2013
Sucesiva.
Déjame acariciarte lentamente,
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma extensamente.
Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.
Así te quiero, fluida y sucesiva,
manantial tú de ti, agua furtiva,
música para el tacto perezosa.
Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.
Gerardo Diego.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
La plenitud.
Delante está el carmín de la emoción.
Y al fondo de la vida,
por el suave azul nublado,
entre las cobres hojas últimas
que se curvan en éstasis de gloria,
la eterna plenitud desnuda.
Y el agua una se ve más.
El color es más él, más sólo él,
el olor solo tiene un ámbito mayor,
el calor todo se oye más.
Y grita
en el aire, en el agua,
sobre el calor, sobre el olor, sobre el color,
ante el carmín de la pasión segunda,
la esterna plenitud desnuda.
¡Armonía sin fin, gran armonía
de lo que se despide sin cuidado,
en luz de oro para luego verde,
que ha de ver tantas veces todavía,
ante el carmín de la ilusión,
la interna plenitud desnuda!
Juan Ramón Jiménez.
martes, 17 de septiembre de 2013
Huye del triste amor.
Huye del triste amor, amor pacato,
Sin peligro, sin venda ni aventura,
Que espera del amor prenda segura,
Porque en amor locura es lo sensato.
Ese que el pecho esquiva al niño ciego
Y blasfemó del fuego de la vida,
De una brasa pensada, y no encendida,
Quiere ceniza que le guarde el fuego.
Y ceniza hallará, no de su llama,
Cuando descubra el torpe desvarío
Que pedía, sin flor, fruto en la rama.
Con negra llave el aposento frío
De su tiempo abrirá. ¡Despierta cama,
Y turbio espejo y corazón vacío!
Antonio Machado.
lunes, 16 de septiembre de 2013
Siempre fugitiva
Siempre fugitiva y siempre
Cerca de mí, en negro manto
Mal cubierto el desdeñoso
Gesto de tu rostro pálido.
No sé a dónde vas, ni dónde
Tu virgen belleza tálamo
Busca en la noche. No sé
Qué sueños cierran tus párpados,
Ni de quien haya entreabierto
Tu lecho inhospitalario.
Detén el paso, belleza
Esquiva, detén el paso.
Besar quisiera la amarga,
Amarga flor de tus labios.
Antonio Machado.
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