Cuéntame cómo vives
-Cómo vas muriendo-
Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.
Cuéntame cómo vives.
Ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras -las mías son peores-,
tus resentimientos -yo también los padezco-,
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte-.
Cuéntame cómo mueres.
Nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío -o el placer, es lo mismo-;
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.
Cuéntame cómo mueres,
cómo renuncias -sabio-,
cómo -frívolo- brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.
Gabriel Celaya.