viernes, 13 de septiembre de 2013

Anteprimavera.




Llueve sobre el río...

El agua estremese
los fragantes juncos
de la orilla verde...
¡Ay, qué ansioso olor
a pétalo frío!

Llueve sobre el río...

Mi barca parece
mi sueño, en un vago
mundo. ¡Orilla verde!
¡Ay, barca sin junco!
¡Ay, corazón frío!

Llueve sobre el río..


Juan Ramón Jiménez.

jueves, 12 de septiembre de 2013

CANCIÓN.


¡Oh libertad preciosa,
no comparada al oro,
ni al bien mayor de la espaciosa tierra,
más rica y más gozosa
que el precioso tesoro
que el mar del sur entre su nácar cierra;
con armas, sangre y guerra,
con las vidas y famas,
conquistado en el mundo;
paz dulce, amor profundo
que el mar aparta y a tu bien nos llamas;
en ti sola se anida
oro, tesoro, paz, bien, gloria y vida!

Cuando de las humanas
tinieblas vi el cielo
la luz, principio de mis dulces días,
aquellas tres hermanas
que nuestro humano velo
tejiendo, llevan por inciertas vías,
las duras penas mías
trocaron en la gloria
que en libertad poseo,
con siempre igual deseo,
donde verá por mi dichosa historia
quien más leyere en ella
que es dulce libertad lo menos della.

Yo, pues, señor exento
desta montaña y prado,
gozo la gloria y libertad que tengo.
Soberbio pensamiento
jamás ha derribado
la vida humilde y pobre que sostengo.
Cuando a las manos vengo
con el muchacho ciego,
haciendo rostro embisto,
venzo, triunfo y resisto
la flecha, el arco, la ponzoña, el fuego,
y con libre albedrío
lloro el ajeno mal y canto el mío.

Cuando la aurora baña
con el rocío
de aljófar celestial el monte y prado,
salgo de mi cabaña,
riberas de este río,
a dar el nuevo pasto a mi ganado,
y cuando el sol dorado
muestra sus fuerzas graves,
al sueño el pecho inclino
debajo un sauce o pino,
oyendo el son de las parleras aves
o ya gozando el aura
donde el perdido aliento se restaura.

Cuando la noche oscura
con su estrellado manto
el claro día en su tiniebla encierra,
y suena en la espesura
el tenebroso canto
de los nocturnos hijos de la tierra,
al pie de aquesta sierra
con rústicas palabras
mi ganadillo cuento
y el corazón contento
del gobierno de ovejas y de cabras,
la temerosa cuenta
del cuidadoso rey me representa.

Aquí la verde pera
con la manzana fermosa,
de gualda y roja sangre matizada,
y de color rosa
la cermeña olorosa
tengo, y la endrina de color morada;
aquí de la enramada
parra que el olmo enlaza,
melosas uvas cojo;
y en cantidad recojo,
al tiempo que las ramas desenlaza
el caluroso estío,
membrillos que coronan este río.

No me da descontento
el hábito costoso
que de lascivo el pecho noble infama;
es mi dulce sustento
del campo generoso
estas silvestres frutas que derrama;
mi regalada cama,
de blanda pieles y hojas,
que algún rey la envidiara,
y de ti, fuente clara,
que, bullendo, el arena y agua arrojas,
estos cristales puros,
sustentos pobres, pero bien seguros.

Estése el cortesano
procurando a su gusto
la blanda cama y el mejor sustento;
bese la ingrata mano
del poderoso injusto,
formando torres de esperanza al viento;
viva y muera sediento
por el honroso oficio,
y goce yo del suelo,
al aire, al sol y al hielo,
ocupado en mi rústico ejercicio;
que más vale pobreza
en paz que en guerra mísera riqueza.

Ni temo al poderoso
ni al rico lisonjero,
ni soy camaleón del que gobierna,
ni me tiene envidioso
la ambición y el deseo
de ajena gloria ni de fama eterna;
carne sabrosa y tierna,
vino aromatizado,
pan blanco de aquel día,
en prado, en fuente fría,
halla un pastor con hambre fatigado,
que el grande y el pequeño
somos iguales lo que dura el sueño.







miércoles, 11 de septiembre de 2013

Plenos poderes.


A puro sol escribo, a plena calle,
A pleno mar, en donde puedo canto,
Sólo la noche errante me detiene
Pero en su interrupción recojo espacio,
Recojo sombra para mucho tiempo.

El trigo negro de la noche crece
Mientras mis ojos miden la pradera
Y así de sol a sol hago la llaves:
Busco en la oscuridad las cerraduras
Y voy abriendo al mar las puertas rotas
Hasta llenar armarios con espuma.

Y no me canso de ir y de volver,
No me para la muerte con su piedra,
No me canso de ser y de no ser.

A veces me pregunto si de dónde,
Si de padre o de madre o cordillera
Heredé los deberes minerales,

Los hilos de un océano encendido
Y sé que sigo y sigo porque sigo
Y canto porque canto y porque canto.

No tiene explicación lo que acontece
Cuando cierro los ojos y circulo
Como entre dos canales submarinos,
Uno a morir me lleva en su ramaje
Y el otro canta para que yo cante.

Así pues de no ser estoy compuesto
Y como el mar asalta el arrecife
Con cápsulas saladas de blancura
Y retrata la piedra con la ola,
Así lo que en la muerte me rodea
Abre en mí la ventana de la vida
Y en pleno paroxismo estoy durmiendo.
A plena luz camino por la sombra.




martes, 10 de septiembre de 2013

Cuadro de otra vida.


Anduvimos sin tregua la noche en plenilunio.
Nos ladraban los perros en los claros cortijos,
y en las charcas brillantes, el sapo taciturno
daba la soledad a intervalos precisos.

De vez en cuando, un arriero que cantaba;
una estrella silbando su luz por las esferas,
unos guardias civiles de frente charolada
o un tropel de caballos con una diligencia.

Las pencas del camino alargaron sus frutas.
La vid tendió su brazo lánguido en nuestra busca.
Y el fresal repartía su invitación de aroma.

Recuerdo aquella noche blanca de Andalucía,
como perteneciendo a una secreta vida,
sin soles y sin lucha, completamente sorda.





lunes, 9 de septiembre de 2013

Amor, amor, catástrofe.


Amor, amor, catástrofe.
¡Qué hundimiento del mundo!
Un gran horror a techos
Quiebra columnas, tiempos;
Los reemplaza por cielos
Intemporales. Andas, ando
Por entre escombros
De estíos y de inviernos
Derrumbados. Se extinguen
Las normas y los pesos.
Toda hacia atrás la vida
Se va quitando siglos,
Frenética, de encima;
Desteje, galopando,
Su curso, lento antes;
Se desvive de ansia
De borrarse la historia,
De no ser más que el puro
Anhelo de empezarse
Otra vez. El futuro
Se llama ayer. Ayer
Oculto, secretísimo,
Que se nos olvidó
Y hay que reconquistar
Con la sangre y el alma,
Detrás de aquellos otros
Ayeres conocidos.
¡Atrás y siempre atrás!
¡Retrocesos, en vértigo,
Por dentro, hacia el mañana!
¡Que caiga todo! Ya
Lo siento apenas. Vamos,
A fuerza de besar,
Inventando las ruinas
Del mundo, de la mano
Tú y yo
Por entre el gran fracaso
De la flor y del orden.
Y ya siento entre tactos,
Entre abrazos, tu piel,
Que me entrega el retorno
Al palpitar primero,
Sin luz, antes del mundo,
Total, sin forma, caos.

Pedro Salinas.

      Eternidad. Este jardín donde estoy siempre estuvo en mí. No existo. Tanta vida, tal conciencia, borran mi ser en el tiempo. Conocer la...