viernes, 29 de noviembre de 2013

La noche y el día ( I )


A Delia, bailarina oscura 

La música traiciona el sentimiento, 
Delia, en tus ojos, tan divinamente 
que hacen su noche oscura transparente 
de sobrenatural entendimiento. 

Los astros, que armonioso movimiento 
rige, mintiendo amor, calladamente, 
buscan en tu mirada el aparente 
reflejo a su encendido pensamiento. 

Nocturno afán no pudo a ti engañarte; 
la luz que fue en tus pies, bailando, estrellas, 
tus pasos, no tus ojos, la mintieron. 

Te fuiste con la música a otra parte, 
hurtando tus pisadas a sus huellas 
con sombras que a la noche te volvieron.


José Bergamín.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Gota a gota.



Hay algo - gota a gota -
que nos llena el vacío
¡Hondones del deseo!
¡Qué colmo de esperanzas!
El oleaje arrastra
caudales sin objeto
y hay muchos anaqueles
que ningún libro ocupa.
¿A dónde vamos, dime?
Aún nos quedan paisajes 
con frondas ignoradas
y orquídeas que navegan
en busca de su nombre.
Quisiéramos al fin la belleza absoluta
que rebosa verdad porque la luz es nueva.
Se borran las fechas
del momento incendiado,
pero nos grabarán
como inicial las sienes.
Es el fin o el principio
de las augustas ruinas circulares.
¿Se pierde o se gana?
Hay manos que triunfan
al quedarse vacías
y otras como puños
que no conservan nada.

Ernestina de Champourcín.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Destrucción Inminente.



A una rama de avellano.

¿Te quebraré, varita de avellano,
te quebraré quizás? ¡Oh tierna vida,
ciega pasión en verde hervor nacida,
tú, frágil ser que oprimo con mi mano!

Un chispazo fugaz, sólo un liviano
crujir en dulce pulpa estremecida,
y aprenderás, oh rama desvalida,
cuánto pudo la muerte en un verano.

Mas, no; te dejaré... Juega en el viento,
hasta que pierdas, al otoño agudo,
tu verde frenesí, hoja tras hoja.

Dame otoño también, Señor, que siento
no sé qué hondo crujir, qué espanto mudo.
Detén, oh Dios, tu llamarada roja.


Dámaso Alonso.

martes, 26 de noviembre de 2013

Esos locos furiosos increíbles.



Llegan apresurados y nunca dicen para qué 
ni de dónde proceden 
y enseguida te piden dos mil francos 
que casi siempre te han de devolver 
o te quitan la toalla sin respeto 
cuando te estás duchando 
se ponen la colonia los polvos el masaje 
la loción de tu novio o de tu hija 
te arrastran a lugares espantosos o bellos 
y ni siquiera piden tu opinión 
y beben prodigiosamente se ponen a cantar 
en cualquier parte 
o arman la del gran dios en un bar miserable 
y por motivos nimios 
siempre siempre avasallan te compran un sombrero 
o unas flores 
y un día salen al galope quizá hacia los infiernos 
qué desastre. 

Señora caballero muchachita asustada 
militante de un partido ecologista: 
si se tropieza usted con uno de esos 
locos furiosos increíbles 
no le deje escapar llévelo a casa 
son tiernos como niños 
a veces tienen frío quién sabe si es porque 
les han pegado duro 
duermen poco se lavan todo el rato y son muy 
besucones y mirones 
pero cuidan los libros sacan todas las noches 
el cubo de basura a la escalera 
y están sólo pendientes de tener siempre 
un cenicero al lado. 

Tienen por fin el gran inconveniente: 
se van mas vuelven pronto 
duran toda la vida.

José Agustín Goytisolo.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Al borrarse la nieve, se alejaron.




Al borrarse la nieve, se alejaron 
los montes de la sierra. 
la vega ha verdecido 
al sol de abril, la vega 
tiene la verde llama, 
la vida, que no pesa; 
y piensa el alma en una mariposa, 
atlas del mundo, y sueña.

Con el ciruelo en flor y el campo verde, 
con el glauco vapor de la ribera, 
en torno de las ramas, 
con las primeras zarzas que blanquean, 
con este dulce soplo 
que triunfa de la muerte y de la piedra, 
esta amargura que me ahoga fluye 
en esperanza de Ella...





El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...