viernes, 19 de febrero de 2016

Vocación de altura.





Es inútil andar por el desprecio
con el desprecio a cuestas

Es inútil marchar por el cielo y con el cielo al hombro
Es inútil ser mar con grandes alas como noches
Nunca la verde pluma solitaria tan alta y musical
Calmará sus anhelos ni las rocas
violentas del planeta

El viento pasa a través del esqueleto
Hace sonar marfiles al fondo del tiempo
y de mi soledad
Bate alturas derramadas y llantos
de lejanas circunstancias
Tiene tanto sabor de cielo malherido
Que la voz se acaricia como la sombra de un barco muriéndose de angustia

Los árboles no cantan en sus orillas deseadas
Pero la noche tiene un agua suave
Hay cosas puras como el muerto entre sus velas
Hay cosas dulces como la aldea en sus ventanas y sus enredaderas

Hay cosas tristes como la lámpara de ciertas tumbas para leer un nombre

El viento pasa a través de los hombres
Y lleva el olor de su planeta.

Vicente Huidobro.

jueves, 18 de febrero de 2016

La afirmación humana.




A Anna Frank 


En torno el crimen absoluto.
vulgo,
el vulgo más feroz,
era un delirio de vulgaridad
que llega a ser demente,
se embriaga con sangre,
la sangre de Jesús.
Y cubre a los osarios
una vergüenza universal: a todos,
a todos nos sonroja.
¿Quién, tan extenso el crimen,
no sería culpable?

La noche sufre de inocencia oculta.
y en esa noche tú, por ti alborada,
a un cielo con sus pájaros tan próxima,
a pesar del terror y del ahogo,
sin libertad ni anchura,
amas, inventas, creces
en ámbito de pánico,
que detener no logra tus esfuerzos
tan enérgicamente diminutos
de afirmación humana:
con tu pueblo tu espíritu-
y el porvenir de todos.

Jorge Gillén.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Puntos de referencia.




No a la arena y a su soltura
no a los pies dispuestos a la persecución
no a un techo más cálido que otro
no a la noche perforada detrás de la oreja
no a los guijarros heroicos a las capas de polvo
no a la llamada del oro adulterado de las dudas
no a los adioses, a las mentiras,
a las reconciliaciones
a todo lo que no sea asegurarme
que ni tú ni yo hemos existido nunca.


Juan Larrea.

martes, 16 de febrero de 2016

La voz a ti debida. Versos 2220 a 2272.



¡Qué de pesos inmensos,
órbitas celestiales,
se apoyan
-maravilla, milagro-,
en aires, en ausencias,
en papeles, en nada!
Roca descansa en roca,
cuerpos yacen en cunas,
en tumbas; ni las islas
nos engañan, ficciones
de falsos paraísos
flotantes sobre el agua.
Pero a ti, a ti, memoria
de un ayer que fue carne
tierna, materia viva,
y que ahora ya no es nada
más que peso infinito,
gravitación, ahogo,
dime, ¿quién te sostiene
si no es la esperanzada
soledad de la noche?
A ti, afán de retorno,
anhelo de que vuelvan
invariablemente,
exactas a sí mismas,
las acciones más nuevas
que se llaman futuro,
¿quién te va a sostener?
Signos y simulacros
trazados en papeles
blancos, verdes, azules,
querrían ser tu apoyo
eterno, ser tu suelo,
tu prometida tierra.
Pero luego, más tarde,
se rompen -unas manos-,
se deshacen, en tiempo,
polvo, dejando sólo
vagos rastros fugaces,
recuerdos, en las almas.
¡Sí, las almas, finales!
¡Las últimas, las siempre
elegidas, tan débiles,
para sostén eterno
de los pesos más grandes!
Las almas, como alas
sosteniéndose solas
a fuerza de aleteo
desesperado, a fuerza
de no pararse nunca,
de volar, portadoras
por el aire, en el aire,
de aquello que se salva.


Pedro Salinas.

lunes, 15 de febrero de 2016

Por dentro.



Mis ojos grandes, pegados
al aire, son los del cielo.
Miran profundos, me miran
me están mirando por dentro.

Yo pensativo, sin ojos,
con los párpados abiertos,
tanto dolor disimulo
como desgracias enseño.

El aire me está mirando
y llora en mi oscuro cuerpo;
su llanto se entierra en carne,
va por mi sangre y mis huesos,
se hace barro y raíces busca
con las que brotar del suelo.

Mis ojos grandes, pegados
al aire, son los del cielo.
En la memoria del aire
estarán mis sufrimientos.


Manuel Altolaguirre.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...