viernes, 17 de junio de 2016

El último amor I.


 
Amor mío, amor mío. Y la palabra suena en el vacío. 
Y se está solo.
Y acaba de irse aquella que nos quería.
Acaba de salir. 
Acabamos de oír cerrarse la puerta.
Todavía nuestros brazos están tendidos. 
Y la voz se queja en la garganta.
Amor mío...
Cállate. Vuelve sobre tus pasos. 
Cierra despacio la puerta, si es que no quedó bien cerrada.
Regrésate. Siéntate ahí, y descansa.
No, no oigas el ruido de la calle. No vuelve. No puede volver.
Se ha marchado, y estás solo.
No levantes los ojos para mirarlo todo, como si en todo aún estuviera.
Se está haciendo de noche.
Ponte así: tu rostro en tu mano.
Apóyate. Descansa.
Te envuelve dulcemente la oscuridad, y lentamente te borra.
Todavía respiras. Duerme.
Duerme si puedes. 
Duerme poquito a poco, deshaciéndote, desliéndote
en la noche que poco a poco te anega.
¿No oyes? No, ya no oyes. 
El puro silencio eres tú, Oh dormido, Oh abandonado,
Oh solitario.
¡Oh, si yo pudiera hacer que nunca más despertases!
 

jueves, 16 de junio de 2016

Si yo fuera un poeta.


    Si yo fuera un poeta
galante, cantaría
a vuestros ojos un cantar tan puro
como en el mármol blanco el agua limpia.
    Y en una estrofa de agua
todo el cantar sería:
    -Ya sé que no responden a mis ojos,
que ven y no preguntan cuando miran,
los vuestros claros, vuestros ojos tienen
la buena luz tranquila,
la buena luz del mundo en flor, que he visto
desde los brazos de mi madre un día-


miércoles, 15 de junio de 2016

Luz y amor. Arriba.

 
Las lágrimas y besos;
son burbujas
que ascienden desde el alma.
 
Es mi cariño
menos pesado que la sangre,
más leve que el espíritu,
el que se desvanece sin palabras.
 
Es lluvia efervescente
para regar los cielos,
hasta el aire más alto,
hasta lo azul del día.
 
Mi beso allá se abre,
arriba, con tus ojos.
 
Pero me llega el barro a la cintura
y siento los metales de las minas
en las hondas raíces de mi nombre.
 
El amor me engrandece,
hace pequeño el mundo,
hace que te conozca,

me hace saber quien soy.

lunes, 13 de junio de 2016

Interior.



Tus cabellos están fuera de ti misma 
sufriendo pero perdonando
gracias al lago que se deshace en círculos
alrededor de los ahogados 
cuya gotera de pasos muertos
ahonda en tu corazón el vacío 
que nada vendrá a llenar
aún si sientes la necesidad de zurcir
 aún si tu nuca se pliega a los menores caprichos del viento que exploras tu actitud 
y ahuyenta la ventana allí dormida
y abre tus párpados y tus brazos y se lleva
si tienes necesidad de zurcir
todo tu follaje hacia tus extremidades.
 

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...