viernes, 15 de marzo de 2013


Canción de invierno


Cantan. Cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?

Ha llovido. Aún las ramas
están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan?

No tengo pájaros en jaulas.
No hay niños que los vendan. Cantan.
El valle está muy lejos. Nada...

Yo no sé dónde cantan
los pájaros -cantan, cantan-
los pájaros que cantan.


Juan Ramón Jiménez.

martes, 12 de marzo de 2013


La vulgar que pasó


No eras para mis sueños, ni eras para mi vida,
ni para mis cansancios aromados de rosas,
ni para la impotencia de mi rabia suicida,
no eras la bella y buena, la bella y dolorosa.

No eras para mis sueños, no eras para mis cantos,
no eras para el prestigio de mis amargos llantos,
no eras para mi vida ni para mi dolor,
no eras lo fugitivo de todos mis encantos.
No merecías nada. Ni mi agrio desencanto
ni siquiera la lumbre que presintió el Amor.

Bien hecho, muy bien hecho que hayas pasado en vano
que no se haya engarfiado mi vida a tu mirar,
que no se hayan juntado a los llantos ancianos
la amargura doliente de un estéril llorar.

Eras para un imbécil que te quisiera un poco.
Oh! mis ensueños buenos, oh! mis ensueños locos.
Eras para un imbécil, un cualquiera no más
que no tuviera nada de mis ensueños, nada,
pero que te daría tu dicha animalada
la corta y bruta crisis del espasmo final.

No eras para mis sueños, no eras para mi vida
ni para mis quebrantos ni para mi dolor,
no eras para los llantos de mis duras heridas,
no eras para mis brazos, ni para mi canción.



lunes, 11 de marzo de 2013




Tres recuerdos del cielo



                           Homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer 

1.Prólogo

No habían cumplido años ni la rosa ni el arcángel.
Todo, anterior al balido y al llanto.
Cuando la luz ignoraba todavía
si el mar nacería niño o niña.
Cuando el viento soñaba melenas que peinar
y claveles el fuego que encender y mejillas
y el agua unos labios parados donde beber.
Todo, anterior al cuerpo, al nombre y al tiempo.
Entonces, yo recuerdo que, una vez, en el cielo...


2.Primer recuerdo
        
...una azucena tronchada...
                       G. A. Bécquer

Paseaba con un dejo de azucena que piensa,
casi de pájaro que sabe ha de nacer.
Mirándose sin verse a una luna que le hacía espejo el
                                                                       sueño
y a un silencio de nieve, que le elevaba los pies.
A un silencio asomada.
Era anterior al arpa, a la lluvia y a las palabras.
No sabía.
Blanca alumna del aire,
temblaba con las estrellas, con la flor y los árboles.
Su tallo, su verde talle.
Con las estrellas mías
que, ignorantes de todo,
por cavar dos lagunas en sus ojos
la ahogaron en dos mares.
Y recuerdo...
Nada más: muerta, alejarse.


3.Segundo recuerdo

                                      ...rumor de besos y batir de alas...
                                      G .A. Bécquer 


También antes,
mucho antes de la rebelión de las sombras,
de que al mundo cayeran plumas incendiadas
y un pájaro pudiera ser muerto por un lirio.
Antes, antes que tú me preguntaras
el número y el sitio de mi cuerpo.
Mucho antes del cuerpo.
En la época del alma.
Cuando tú abriste en la frente sin corona, del cielo,
la primera dinastía del sueño.
Cuando tú, al mirarme en la nada,
inventaste la primera palabra.
Entonces, nuestro encuentro.


Rafael Alberti.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...