viernes, 2 de octubre de 2015

Ventana.







El violín descorre la cortina

Pende de un clavo la ventana

Aún está clausurado el paisaje

El sol         balón de oxígeno
mantiene puro el cuadro
y la lluvia hace el barnizaje

Esta casa está viva
Dos veces por minuto
la ventana respira

Y de mis manos surge
esta humareda votiva

En la pared el cuadro muere todos los años

Yo soy el pianista otoñal

Yo abro y cierro la noche como un libro
e interpreto la música
de mi cielo manual

Podéis elegir
la hora y la puerta

Pero después de amar hay que morir

El viento deja de nuevo en blanco mi cuaderno

Otra vez a empezar

No busquéis en el techo el planeta paterno.


Gerardo Diego.

jueves, 1 de octubre de 2015

Casa con dos patios.




Siempre seré el forastero
Que ve junto a la cancela
Cómo elen el patio primero
Mármol frío
Vela
Por el señorío.
Pero aquel patio segundo
Con su cielo - tierra
Con sol - me envuelve en un mundo
Que pasma, ciñe y se cierra.



Jorge Guillén.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Más allá.





El balcón, los cristales,
Unos libros, la mesa.
¿Nada más esto? Sí,
Maravillas concretas.

Material jubiloso
Convierte en superficie
Manifiesta a sus átomos
Tristes, siempre invisibles.

Y por un filo escueto,
O el amor de una curva
de asa, la energía
De plenitud actúa.

¡Energía o su gloria!
En mi dominio luce
Sin escándalo dentro
De lo tan real, hoy lunes.

Y ágil, humildemente,
La materia apercibe
Gracia de Aparición:
Esto es cal, esto es mimbre.


Jorge Guillén.

martes, 29 de septiembre de 2015

La luna.





LA luna está -¡tan límpida y tan honda!-
en un cielo pasmoso.
Resplandece atenta a su misión y no parece
más que hermosura hermética y redonda.
Descuella en el azul, radiante y blonda.
Su alto pudor sin nubes se guarece
en la sonrisa a medio hacer que ofrece
su rictus agridulce de Gioconda.
¡Limpio recato en plenitud!
La fronda trepa a su castidad intacta,
crece, noche arriba, temiendo que se esconda
tras una nube…
Pero permanece a toda luz y desvelada, monda,
con la desnudez pura que merece.



Juan José Domenchina.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Luz de la noche.






Estoy pensando, es de noche,
en el día que hará allí
donde esta noche es de día.
En las sombrillas alegres,
abiertas todas las flores,
contra ese sol, que es la luna
tenue que me alumbra a mí.
Aunque todo está tan quieto,
tan en silencio en lo oscuro,
aquí alrededor, veo a las gentes veloces
-prisa, trajes claros, risa-
consumiendo sin parar,
a pleno goce, esa luz de ellos,
la que va a ser mía
en cuanto alguien diga allí
-ya es de noche-.
La noche donde yo estoy ahora,
donde tú estás junto a mí
tan dormida y tan sin sol
en esa noche y luna del dormir,
que pienso en el otro lado
de tu sueño, donde hay luz
que yo no veo.
Donde es de día y paseas
-te sonríes al dormir-
con esa sonrisa abierta,
tan alegre, tan de flores,
que la noche y yo sentimos
que no puede ser de aquí.



Pedro Salinas.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...