viernes, 28 de septiembre de 2018

Desnudo.


Blancos, rosas... Azules casi en veta,
      retraídos, mentales.
Puntos de luz latente dan señales
      de una sombra secreta.
Pero el color, infiel a la penumbra,
      se consolida en masa.
Yacente en el verano de la casa,
      una forma se alumbra.
Claridad aguzada entre perfiles,
      de tan puros tranquilos
que cortan y aniquilan con sus filos
      las confusiones viles.
Desnuda está la carne. Su evidencia
      se resuelve en reposo.
Monotonía justa: prodigioso
      colmo de la presencia.
¡Plenitud inmediata, sin ambiente,
      del cuerpo femenino!
Ningún primor: ni voz ni flor.
             ¿Destino?
      ¡Oh absoluto presente!


Jorge Guillén.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Carta urgente.


Te has ido.
Me has dejado solo frente al deseo:
Mi afición a mezclarte con todo lo que veo,
A seguir tu perfume por esa escalerilla
Que nos lleva hasta el piso de una verdad sencilla:
Nada más necesario, más dulce ni más justo
Que unir en el coloquio tu gusto con mi gusto.
Y mi gusto va a ti, que ya te llamas -Tú-,
A quien digo: te quiero, je t'aime, I love you.
En cualquier lengua el verbo capital me conviene,
Y hasta muy bien callado también ti voglio bene.
Como aquí no te hallas, a este papel ahora
Le diré que eres tú quien tanto me enamora,
Y en esta soledad de diciembre quisiera
Dar a tu sola imagen valor de verdadera compañía.
De modo muy leve me contento.
Vivimos en la forma precaria del momento.
Otra yo no conozco.
¿Soledades? Te has ido.
Ni tú ni yo sabemos de eclipse ni de olvido.
Ya no oteas quizá por el cristal del tren
El paisaje, tan tuyo.
Y reclinas la sien para mejor sonar con los ojos cerrados.
Ah, tus ojos cerrados... Lo sé.
No es que un abismo vaya a causarte vértigo. `
Nada existe a tus lados.
Quieres amar así.
¿Me ves? Soy tu amor mismo.

Jorge Guillén.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Las cosas.


Las cosas en mí
tienen infierno y gloria.
Gozan de la alta luz o me maldicen
en el precipitado fuego de mi sangre.
Semejanza con Dios.
Siento las cosas y comprendo sus íntimas verdades.
En ese infierno mío se condenan
las inocentes almas de lo feo.
En mi gloria se alegran tu desnudo,
tu sal, el mar, tu vida.


Manuel Altolaguirre.

martes, 25 de septiembre de 2018

Luciérnaga.


La noche aleja el prado
Gris azul en lo negro.
De pronto fulge un punto
Verde muy amarillo aligerado
Por tan rápida huida
Que apenas es ya vida
Cuando se desvanece, se enluta
Hacia un presunto
Casi aniquilamiento
Desde la sombra mía yo presiento
La hermosura -que es luz- de aquel instante
Breve, feliz, mortal: relámpago de amante.

Jorge Guillén.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Maldad.


El silencio eres tú.
Pleno como lo oscuro,
incalculable,
como una gran llanura;
desierta, desolada,
sin palmeras de música,
sin flores, sin palabras.

Para mi oído atento
eres noche profunda
sin auroras posibles.

No oiré la luz del día,
porque tu orgullo terco,
rubio y alto, lo impide,
El silencio eres tú:
cuerpo de piedra.

Manuel Altolaguirre.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...