viernes, 21 de septiembre de 2018
Fiebre.
Esta noche he sentido a mi alma
temblar en mi cuerpo,
como tiemblan en noches oscuras
los árboles secos.
Manuel Altolaguirre.
jueves, 20 de septiembre de 2018
Ira grande.
Frenética en su cólera
como rama de invierno
dibujaba en la niebla
su esqueleto de nervios,
desnuda de su sangre,
socavada de huesos;
no era mujer,
que era cabellera en incendio,
hecha ceniza
antes de gozar en el fuego.
Ira grande, tormenta,
arañando en el cielo.
Manuel Altolaguirre.
miércoles, 19 de septiembre de 2018
¿Ocaso?.
Íntima y dúctil, la sombra aguardando
aparece sobre las piedras y sobre las brañas.
Lo oscuro se junta.
¿Fin? El silencio recibe en su alfombra
los sones menguantes del mundo.
Pozo de ocaso, nada se pierde.
La tierra en su ser profundiza.
Jorge Guillén.
martes, 18 de septiembre de 2018
Vencidos
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura su amoroso batallar.
Va cargado de amargura, que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura, va, vencido,
el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura, caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura que yo también voy cargado
de amargura y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor, ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
León Felipe.
lunes, 17 de septiembre de 2018
Me dijo un alba de la primavera.
Me dijo un alba de la primavera:
Yo florecí en tu corazón sombrío
ha muchos años, caminante viejo
que no cortas las flores del camino.
Tu corazón de sombra, ¿acaso guarda
el viejo aroma de mis viejos lirios?
¿Perfuman aún mis rosas la alba frente
del hada de tu sueño adamantino?
Respondí a la mañana:
Sólo tienen cristal los sueños míos.
Yo no conozco el hada de mis sueños;
ni sé si está mi corazón florido.
Pero si aguardas la mañana pura
que ha de romper el vaso cristalino,
quizás el hada te dará tus rosas,
y mi corazón tus lirios.
Antonio Machado.
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