viernes, 3 de marzo de 2017

Atalanta.




Palabras que estás diciendo
-“cariño... siempre...seguro... ” -
con voz lenta en gesto quieto.
Ventanas dobles, vidrieras
cerradas, encortinadas,
guillotinan tentaciones.
-Horizontes, aires, rumbos-.
El cielo es el techo, todo
del color que tú quisiste,
sin constelación ni guía.
Entreabierta alcoba - tuya, mía -,
renuncias desposa.

Pero más allá de todo
¡ qué claro se te ve el sino !

Ni ese zapato de cuento,
de cristal, frágil, altísimo,
ni ese pelo ¡ qué domado
plano, doméstico, liso !
me engañan. Ya se estremecen
las tierras que estrenarás,
el horizonte que rompas,
el cielo por donde subas.
Talón al aire te veo,
aquí tan quieta conmigo,
cabellera suelta al viento
-¡ manzanas que te echaría !-
y luego el mito, ascensor antiguo,
que te sube, allá, a la fábula.


Pedro Salinas.

jueves, 2 de marzo de 2017

No rechaces los sueños por ser sueños.



No rechaces los sueños por ser sueños.
Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
«Yo soy el sol, los cielos, el amor».
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.
Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.


Pedro Salinas.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Afán.



No, no me basta, no.
Ni ese azul en delirio
celeste sobre mí,
cúspide de lo azul.
Ni esa reiteración
cantante de la ola,
espumas afirmando,
síes, síes sin fin.
Ni tantos irisados
primeros de las nubes
-ópalo, blanco y rosa-,
tan cansadas de cielo
que duermen en las conchas.
No, no me bastan, no.
Colmo, tensión extrema,
suma de la belleza
el mundo, ya no más.
Y yo más.
Más azul que el azul
alto. Más afirmar
amor, querer, que el sí
y el sí y el sí.
La tarde, ya en el límite
de dar, de ser,
agota sus reservas:
gozos, colores, triunfos;
me descubre los fondos
de mares y de glorias,
se estira, vibra, tiembla,
no puede más.
Lo sé, se va a romper
si yo le grito esto
que ya le estoy gritando
irremisiblemente
a golpes:
-Tú, ya no más; yo, más-.


Pedro Salinas.

martes, 28 de febrero de 2017

Palabras proféticas.



Homenaje a San Juan de la Cruz

Arrastrar largamente la cola del desmayo
sin miedo a una posible rebelión de fragancia
Dejarse florecer durante el mes de mayo
de alelíes las manos los ojos de distancia

Perdonar a la lluvia su vocación profunda
su amor de las estatuas su modelado egregio
perdonarla aunque luego sepamos que se inunda
de torsos mutilados el jardín del colegio

Olvidar los perfumes que lloran los colores
merecer los escorzos que renuevan el aire
Dimitir abdicar coronas y esplendores
corbatas fabulosas perdidas al desgaire

Porque querido amigo ya todo se compensa
mis deudas tus jazmines trastornos siderales
el muerto que se estira el caracol que piensa
y el ala de la tórtola prolongando hospitales.


Gerardo Diego.

lunes, 27 de febrero de 2017

Preguntas.





A Dámaso Alonso.

Sentidos ignorados del Universo:
¿adónde lleváis las sensaciones
que adquirís de la Nada?

¿En qué víscera yo, Dios mío, estoy?

¿La Tierra un corazón?

Esta entraña secreta donde estamos
bajo los aires músculos:
¿qué oficio tiene?

La luna, el sol, los astros,
los pulmones oscuros de la noche:
¿bajo qué piel, qué tacto viven?

¿Es tu cuerpo, Dios mío, el Universo?

¿Estás en lo creado
como el alma en la carne,
o tienes la arboleda de tu sueño
alborotada, fuera de tu frente,
en la Nada infinita,
igual que yo en tu mundo?


Manuel Altolaguirre.

      Eternidad. Este jardín donde estoy siempre estuvo en mí. No existo. Tanta vida, tal conciencia, borran mi ser en el tiempo. Conocer la...