viernes, 28 de octubre de 2022

Madrigal al billete de tranvía.



  Adonde el viento, impávido, subleva
torres de luz contra la sangre mía,
          tú, billete, flor nueva,
cortada en los balcones del tranvía.

  Huyes, directa, rectamente liso,
en tu pétalo un nombre y un encuentro
          latentes, a ese centro
cerrado y por cortar del compromiso.

  Y no arde en ti la rosa, ni en ti priva
el finado clavel, si la violeta
          contemporánea, viva,
del libro que viaja en la chaqueta.

Rafael Alberti.

miércoles, 26 de octubre de 2022

La voz a ti debida.

(Versos 201 a 236)

-Mañana-. La palabra
iba suelta, vacante,
ingrávida, en el aire,
tan sin alma y sin cuerpo,
tan sin color ni beso,
que la dejé pasar
por mi lado, en mi hoy.
Pero de pronto tú
dijiste: -Yo, mañana...-
Y todo se pobló
de carne y de banderas.
Se me precipitaban
encima las promesas
de seiscientos colores,
con vestidos de moda,
desnudas, pero todas
cargadas de caricias.
En trenes o en gacelas
me llegaban -agudas,
sones de violines-
esperanzas delgadas
de bocas virginales.
O veloces y grandes
como buques, de lejos,
como ballenas
desde mares distantes,
inmensas esperanzas
de un amor sin final.
¡Mañana! Qué palabra
toda vibrante, tensa
de alma y carne rosada,
cuerda del arco donde
tú pusiste, agudísima,
arma de veinte años,
la flecha más segura
cuando dijiste: -Yo...-

Pedro Salinas.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...