viernes, 21 de febrero de 2014

Perdido de amor.





La fatiga, la inmensa
Fatiga de los días repetidos.
-Toda alegría supone
Algo de heroísmo.-

Admirable enemiga,
De ti nazco sufriendo.
-Arder: Así me miento
Un alma iluminada.-

Y vivo de la muerte
Que me das sonriendo,
Y muero en la dulzura
De tu vago silencio.

Amada, amada mía,
Alta llama en el tiempo,
Tú creas melodías
Con pausas y secretos.

Y el hastío se alarga
De pronto en formas dulces,
Y los días se nombran
Según un sentimiento.



Gabriel Celaya.

jueves, 20 de febrero de 2014

Qué pena.




¿Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!
¡Qué pena si esta vida nuestra tuviera
- esta vida nuestra -
mil años de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
¡y los mismos, los mismos poetas!
Qué pena, 
que sea así todo siempre, 
siempre de la misma manera! 


León Felipe.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Tú que sólo eres tú.






Mi vicio, mi locura, mi alegría,
¡Todavía muchacha!
Mi nunca suficientemente amada,
Cámbiame los ojos si así quieres,
Pónmelos de ira.
Es lo mismo. Me das vida.




Gabriel Celaya.

martes, 18 de febrero de 2014

La Rosa Azul.




¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía!
Se me torna celeste la mano, me contagio de otra poesía
Y las rosas de olor, que pongo como ella las ponía, exaltan su color;
y los bellos cojínes, que pongo como ella los ponía, florecen sus jardines;
Y si pongo mi mano -como ella la ponía- en el negro piano,
surge como en un piano muy lejano, mas honda la diaria melodía.

¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía!
me inclino a los cristales del balcón, con un gesto de ella
y parece que el pobre corazón no está solo.
Miro al jardín de la tarde, como ella,
y el suspiro y la estrella se funden en romántica armonía.

¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía!
Dolorido y con flores, voy, como un héroe de poesía mía.
Por los desiertos corredores que despertaba ella con su blanco paso,
y mis pies son de raso -¡oh! Ausencia hueca y fría!-
y mis pisadas dejan resplandores.



Juan Ramón Jiménez.

lunes, 17 de febrero de 2014

Basta señora arpa de las bellas imágenes.




Basta señora arpa de las bellas imágenes
De los furtivos cosmos iluminados
Otra cosa, otra cosa buscamos
Sabemos posar un beso como una mirada
Plantar miradas como árboles
Enjaular árboles como pájaros
Regar pájaros como heliotropos
Tocar un heliotropo como una música
Vaciar una música como un saco
Degollar un saco como un pingüino
Cultivar pingüinos como viñedos
Ordeñar un viñedo como una vaca
Desarbolar vacas como veleros
Peinar un velero como un cometa
Desembarcar cometas como turistas
Embrujar turistas como serpientes
Cosechar serpientes como almendras
Desnudar una almendra como un atleta
Leñar atletas como cipreses
Iluminar cipreses como faroles
Anidar faroles como alondras
Exhalar alondras como suspiros
Bordar suspiros como sedas
Derramar sedas como ríos
Tremolar un río como una bandera
Desplumar una bandera como un gallo
Apagar un gallo como un incendio
Bogar en incendios como en mares
Segar mares como trigales
Repicar trigales como campanas
Desangrar campanas como corderos
Dibujar corderos como sonrisas
Embotellar sonrisas como licores
Engastar licores como alhajas
Electrizar alhajas como crepúsculos
Tripular crepúsculos como navíos
Descalzar un navío como un rey
Colgar reyes como auroras
Crucificar auroras como profetas
Etc. etc. etc.
Basta señor violín hundido en una ola ola
Cotidiana ola de religión miseria
De sueño en sueño posesión de pedrerías.



Vicente Huidobro.




El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...