viernes, 11 de octubre de 2019

La isla.


Isla gozosa que lentamente posada
sobre la mar instable navegas
silenciosa por un mundo ofrecido.
En tu seno me llevas, ¿rumbo al amor?
No hay sombras.
¿En qué entrevista playa un fantasma querido
me espera siempre a solas, tenaz, tenaz, sin dueño?
Olas sin paz que eternamente jóvenes
aquí rodáis hasta mis pies intactos.
Miradme vuestro, mientras gritáis hermosas
con espumosa lengua que eterna resucita.
Yo os amo. Allá una vela no es un suspiro leve.
Oh, no mintáis, dejadme en vuestros gozos.
Alzad un cuerpo riente, una amenaza
de amor, que se deshaga rompiente entre mis brazos.
Cantad tendidamente sobre la arena vivida
y ofrezca el sol su duro beso ardiente
sobre los cuerpos jóvenes, continuos, derramados.

Mi cuerpo está desnudo entre desnudos. Grito
con vuestra desnudez no humana entre mis labios.
Recorra yo la espuma con insaciable boca,
mientras las rocas duran, hermosas allá al fondo.
No son barcos humanos los humos pensativos
que una sospecha triste del hombre allá descubren.

¡Oh, no!: ¡el cielo te acepta, trazo ligero y bueno
que un ave nunca herida sobre el azul dejara!

Fantasma, dueño mío, si un viento hinche tus sábanas,
tu nube en la rompiente febril, sabe que existen
cuerpos de amor que eternos irrumpen..., se deshacen,
acaban..., resucitan.
Yo canto con sus lenguas.

Vicente Aleixandre.

jueves, 10 de octubre de 2019

Al concilio ecuménico.


¡Oh, esos cardenales
en el Concilio
con sus elegantes vestiduras...!
Ahí están,
deshaciendo el Padre Nuestro,
modificándolo a su gusto.
El Padre Nuestro
como me lo enseñó mi madre
quieren que lo rece ahora de otro modo.

En cambio ese salmo,
ese salmo monstruoso y sanguinario
de los Te Deum
compuesto siempre por el vencedor,
ese salmo tan del gusto
de todos los dictadores...
ahí está.
¿No le modificáis,
no le tacháis... verdad?
Os gusta mucho.
Como a Franco,
a Franco también le gusta mucho.
Se lo voy a recordar al mundo.
Aquí está:

“Gracias, Señor,
gracias porque me ayudaste
a destruir a mi enemigo.
Tú eres el Dios que venga mis agravios
y sujeta, debajo de mí, pueblos”...

León Felipe.

martes, 8 de octubre de 2019

Poemas menores III.


Huyen. Se ve que huyen
vueltas de espaldas a la tierra.
Nosotros no hemos visto todavía
los ojos de una estrella.
Para buscar lo que buscamos
-¿dónde está mi sortija?-
una cerilla es buena,
y la luz del gas,
y la maravillosa luz eléctrica...
Nosotros no hemos visto todavía
los ojos de una estrella.

León Felipe.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...