viernes, 23 de marzo de 2018
Razón.
Sucesión de sonidos elocuentes movidos a resplandor, poema
es esto
y esto
y esto
Y esto que llega a mí en calidad de inocencia hoy,
que existe
porque existo
y porque el mundo existe
y porque los tres podemos dejar correctamente de existir.
Juan Larrea.
jueves, 22 de marzo de 2018
Poemas de asedio. En el gris.
En el gris descubierto, desnudo, levantado
como paisaje único; en el aire
-visible muro blando desierto-
brillaron por ausentes conocidas bellezas;
hasta que viento leve, nube y luna ahuyentaron
soledades pintadas -divanes del recuerdo-.
Sus presencias lejanas
obligaron internas prisas por esconderse.
Apretones oscuros existencias probaron.
-¿Tú?- Sí.
No estaban solos.
En la noche del alma conocieron la forma
de sus delgadas manos.
Escaleras.
Bajaron al lugar confidente.
Mezclaron sus alientos sin engendrar vocablos.
Sus turbios ojos grandes se disolvían en niebla
como abiertos pañuelos húmedos y flotantes.
Maternales desvelos dibujaban contornos
que salían de mi cuerpo, sobresalían en fiebre.
En el gris descubierto el aire se enredaba,
envolviendo a la luna con su apretado ovillo.
Manuel Altolaguirre.
miércoles, 21 de marzo de 2018
¡Oh, cómo me mirabas!.
¡Oh, cómo me mirabas!
Parecía
que te hubiera cortado mi crueldad
los parpados.
Y yo iba
-¡desde tan lejos, a tu lado!-
como un naufrago negro, a tu alma viva,
¡faro de eterna luz, mujer, sobre la carne
eternamente acogedora de tu orilla!
Juan Ramón Jiménez.
martes, 20 de marzo de 2018
Vándalo augusto.
Al fin, yo soy lo que mi ser abstracto,
de espectro múltiple y veraz, proyecta.
Concéntrico el fervor, la vida recta,
nada me mueve sino el dulce pacto.
Divina forma y aprehensión del acto
que encarna el verbo: furia de mi secta.
La vida inmune, virgen, está infecta.
El alma viva de mi carne es tacto.
Ascético rencor, turbios regímenes,
mística farsa de la pura frente:
sean de amor y de verdad mis crímenes.
No estanque, sino cima de torrente.
Vándalo augusto de floridos hímenes.
Doma de eternidad es el presente.
Juan José Domenchina.
lunes, 19 de marzo de 2018
Espíritus de la aurora.
No, no es la ahora cuando la noche va cayendo,
también con la misma dulzura
pero con un levísimo vapor de ceniza,
cuando yo correré tras vuestras sombras amadas.
Lejos están las inmarchitas horas matinales,
imagen feliz de la aurora impaciente,
tierno nacimiento de la dicha en los labios,
en los seres que yo amé en vuestras márgenes.
El placer no tomaba el temeroso nombre de placer,
ni el turbio espesor de los bosques hendidos,
sino la embriagadora nitidez de las cañadas abiertas
donde la luz se desliza con sencillez de pájaro.
Por eso os amo, inocentes, amorosos seres mortales
de un mundo virginal que diariamente se repetía
cuando la vida sonaba en las gargantas felices
de las aves, los ríos, los aires y los hombres.
Vicente Aleixandre.
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