viernes, 1 de marzo de 2019

Tres. Tiempo a vista de Pájaro.


A Luis Cernuda


La eternidad es tuya,
profeta con memoria,
gozador del presente.

¿Qué extensión se dilata
dentro de ti?

¿Qué mirada gozosa
por tu espíritu extiendes?

El pasado, el futuro,
lo presente, el hundido
tiempo total del hombre,
pensativo dominas.

La eternidad, que es sólo
tiempo a vista de pájaro,
vive entre tus ideas,
bajo los cielos tuyos,
bajo las altas águilas
que vuelan en tu frente.

Manuel Altolaguirre.

jueves, 28 de febrero de 2019

El recuerdo.


Como médanos de oro,
que vienen y que van
en el mar de la luz,
                              -son los recuerdos-.

El viento se los lleva,
y donde están están,
y están donde estuvieron
y donde habrán de estar...
                                        -médanos de oro-.

Lo llenan todo,
mar total de oro insondable,
con todo el viento en él...
                                        -son los recuerdos-.


Juan Ramón Jiménez.

miércoles, 27 de febrero de 2019

Arroyo claro.


            El arroyo
Se rinde a su destino: lo más bello es muy poco.

            Trasparencia.
Por el arroyo claro va la hermosura eterna.

            No, no hay ninfas.
La claridad es quien descubre la delicia.

            Clara el agua
A los ojos propone profundidad de fábula.

            Y unos peces,
De súbito relámpagos, soñándose aparecen.


Jorge Guillén.

martes, 26 de febrero de 2019

La Isla Encanto.



La tarde que te rodea,
Bellísima, rigurosa,
Dispone a tu alrededor
Penumbra, silencio, fronda.

¡Cuánta lontananza para
Quien al amor se remonta!

Aunque en la ciudad persista
Flotando una batahola
De rumor enardecido,
El verde al silencio adora.

¡Qué apartamiento de valle,
Qué palpitación de corza!

Fatal la dicha, completa,
No puede no ser. Ahora
Todo a punto exactamente,
Paso a paso, ya se logra.

¡Respirar es entender,
Cuánta evidencia en la atmósfera!

Cumbre de tiempo, el instante
Se resuelve en una obra
Que ante nosotros, humildes,
Llega a perfección, se posa.

¡Junio en torno, para mí
Contigo, tú le coronas!

Déjame que espere aún,
Que mi pensamiento absorba,
Mientras a ti me abandono,
Lo profundo de tu aroma.

¡Te quiero así, desnudez,
Rendidamente remota!

Déjame que todavía
Te sueñe como una ópera
Que de pronto se encendiera
Para mí, deslumbradora,
Mágica ante mi embeleso,
Y aunque tan real, tan próxima,
Entre sus luces se alzara
Siempre inaccesible: diosa.
 -¡Tu más divina hermosura
Canta en secreto victoria!-

Jorge Guillén.

lunes, 25 de febrero de 2019

El egoísta.


Era dueño de sí, dueño de nada.
Como no era de Dios ni de los hombres,
nunca jinete fue de la blancura,
ni nadador ni águila.
Su tierra estéril nunca los frondosos
verdores consintió de una alegría,
ni los negros plumajes angustiosos.
Era dueño de sí, dueño de nada.

Manuel Altolaguirre.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...