viernes, 19 de octubre de 2018

Vete.


Mi sueño no tiene sitio
para que vivas. No hay sitio.
Todo es sueño. Te hundirías.

Vete a vivir a otra parte,
tú que estás viva. Si fueran
como hierro o como piedra
mis pensamientos, te quedarías.

Pero son fuego y son nubes,
lo que era el mundo al principio
cuando nadie en él vivía.

No puedes vivir.
No hay sitio.
Mis sueños te quemarían.

Manuel Altolaguirre.

jueves, 18 de octubre de 2018

Mar-Olvido.


El mar extiende un gris interrumpido
Por los profusos trémolos de espuma.
Tanta inquietud a tal vigor se suma
Que el mar rechaza su incesante olvido.

A través de la ola sucesiva
Se mantiene el rumor como un jadeo
Que resonando y resonando esquiva
La suave somnolencia sin deseo.

Por su cumbre la ola es verde y clara
Mientras va amoratándose el umbrío,
Balanceado valle, que no para
De volver a sentir su escalofrío.

Pero el gris se rehace, ya más llano,
Refiere su amplitud al horizonte,
Y a su color reduce aquel arcano
Que brega hacia una luz que lo remonte.

Y el oleaje se repite, suena
Como si fuese el mismo, soñoliento,
Monótono, rendido a su cadena,
De sí olvidado a cada movimiento.


Jorge Guillén.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Cantad, pájaros.


Pájaros, las caricias de vuestras alas puras
no me podrán quitar la entristecida memoria.
¡Qué clara pasión de un labio
dice el gorjeo de vuestro pecho puro!
Cantad por mí, pájaros centelleantes
que en el ardiente bosque convocáis alegría
y ebrios de luz os alzáis como lenguas
hacia el azul que inspirado os adopta.
Cantad por mí, pájaros que nacéis cada día
y en vuestro grito expresáis la inocencia del mundo.
Cantad, cantad, y elevaos con el alma
que me arrancáis, y no vuelva a la tierra.

Vicente Aleixandre.

martes, 16 de octubre de 2018

Mar en brega.


Otra vez te contemplo, mar en brega
Sin pausa de oleaje ni de espuma,
Y otra vez tu espectáculo me abruma
Con esa valentía siempre ciega.

Bramas, y tu sentido se me niega,
Y ya ante el horizonte se me esfuma
Tu inmensidad, y en una paz o suma
De forma no termina tu refriega.

Corren los años, y tu azul, tu verde
Sucesivos persisten siempre mozos
A través de su innúmera mudanza.

Soy yo quien con el tiempo juega y pierde,
Náufrago casi entre los alborozos
De este oleaje en que mi vida avanza.

Jorge Guillén.

lunes, 15 de octubre de 2018

Sombra de abril.


Mi cuerpo vivo y casi lo conozco;
apenas percibir puedo su forma
y solo cuando cruza por mis sueños
siento, por su dolor, que en él habito.

No sé cómo se llama, ni he sabido
cuál es su nombre nunca, ni lo quiero:
su nombre ha de formarse en su memoria;
la memoria de mi, que nunca es mía.

Pero nacido estoy, casi ya viejo
después de tantos duros vendavales
y en él se afila entera mi ternura,
hoy por la guerra, al borde de la muerte,
igual que antes miedosa mi esperanza
se afilaba, al nacer, junto a mi vida.

¡Oh forma persistente que así enredas
mi pensamiento al giro de las horas!,
¿adonde has de llevar mi eterna lucha
que siempre has de encontrarme desolado?

Aún la sombra de abril a mí se acerca,
como otras veces, cuando niño, he visto
acercarse su ardor junto a mis nervios
a despertar su angustia por mi sangre.

Aún su amenaza inquieta mis sentidos,
como ayer inquietó mi triste infancia
entre fantasmas, sueños y amarguras
de mi primera edad desamparada...

Igualmente me muestra sus auroras
e idéntica ilusión por mí desgrana.
Abril, en guerra o paz, siempre me encuentras
desconocido en medio del combate,
junto a las hojas de mi muerte, trémulo,
aguardando su eterna flor desnudo:
si como un árbol, bajo mi arboleda;
si débil yerba, entre mi compañía,
pero igual en la vida de mi suerte.

Siempre, al llegar, ves que mi cuerpo
sigue la romántica forma de su ausencia,
que un desmedido afán le llama olvido.
Yo, siempre en mi dolor, sin conocerme.

¡Oh, primavera inquieta, que me ocultas,
lleno por tu ambición, mi propio cuerpo!
Abril, abril: ¡qué eterna adolescencia
mi renacer constante por tus ramas!

Emilio Prados.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...