viernes, 20 de junio de 2014

Una a una...

.



Una a una desmonté las piezas de tu alma.
Vi cómo era por dentro:
sus suaves coyunturas,
la resistencia esbelta de sus trazos.
Te aprendí palmo a palmo.
Pero perdí el secreto de componerte.
Sé de tu alma menos que tú misma,
y el juguete difícil es ya insoluble enigma.



Gerardo Diego.

miércoles, 18 de junio de 2014

Y Súbita de pronto.




Y súbita, de pronto, 
porque sí, la alegría. 
Sola, porque ella quiso, vino. 
Tan vertical, tan gracia inesperada, 
tan dádiva caída, 
que no puedo creer que sea para mí. 
Miro a mi alrededor, busco. 
¿De quién sería? 
¿Será de aquella isla escapada del mapa, 
que pasó por mi lado vestida de muchacha, 
con espumas al cuello, traje verde
 y un gran salpicar de aventuras? 
¿No se le habrá caído a un tres, 
a un nueve, a un cinco 
de este agosto que empieza? 
¿O es la que vi temblar detrás de la esperanza, 
al fondo de una voz que me decía: -No-?
Pero no importa, ya. 
Conmigo está, me arrastra. 
Me arranca del dudar. 
Se sonríe, posible; toma forma de besos, 
de brazos, hacia mí; pone cara de mía. 
Me iré, me iré con ella a amarnos, 
a vivir temblando de futuro, 
a sentirla de prisa, segundos, 
siglos, siempres, nadas. 
Y la querré tanto, que cuando llegue alguien 
-y no se le verá, 
no se le han de sentir los pasos- a pedírmela 
-es su dueño... era suya-, 
ella, cuando la lleven, 
dócil, a su destino, volverá la cabeza mirándome.
 Y veré que ahora sí es mía, ya.

Pedro Salinas.

martes, 17 de junio de 2014

Junio.




Mar, oculta pared,
pez mecido entre un aire o suspiro,
en ese agua surtida de una mirada
que cuelga entre los árboles, oh pez plata, oh espejo.

Junio caliente viento o flores mece,
corro o niñas, brazos como besos,
sueltas manos de junio que aparecen
de pronto en una nieve que aún me llora.

Cuerdas, dientes temblando en las ramas;
una ciudad, la rueda, su perfume;
mar, bosque de lo verde, verde altura,
mar que crece en los hombros como un calor constante.

Yo no sé si este hilo que sostiene
dos corazones, láminas o un viento,
sabe ceder a un rumor de campanas,
péndulo dulce a un viento estremecido.

Niñas sólo perfiles, dulcemente
ladeados, avanzan -miedo, miedo-;
dos corazones tristes suenan, laten,
rumor de unas campanas sin destino.

Junio, fugaz, alegre primavera,
árboles de lo vivo, peces, pájaros,
niñas color azúcar devanando
un agua que refleja un cielo inútil.


Vicente Aleixandre.

lunes, 16 de junio de 2014

Balada para los poetas andaluces de hoy.




¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde están los hombres?
con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?
con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan parece que están solos.
Miran, y cuando miran parece que están solos.
Sienten, y cuando sienten parecen que están solos.

¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?
¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie?
¿Que en los mares y campos andaluces no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quién mire al corazón sin muros del poeta?
¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el poeta?

Cantad alto. Oireis que oyen otros oídos.
Mirad alto. Veréis que miran otros ojos.
Latid alto. Sabréis que palpita otra sangre.

No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo.
Encerrado. Su canto asciende a más profundo cuando, 
abierto en el aire, ya es de todos los hombres.



Rafael Alberti.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...