viernes, 6 de abril de 2018

Luna mía de ayer, hoy de mi olvido.



Luna mía de ayer, hoy de mi olvido,
Ven esta noche a mí, baja a la tierra,
Y en vez de ser hoy luna de la guerra,
Sélo tan sólo de mi amor dormido.

Dale en tu luz el reno perseguido
Que por los yelos de tus ojos yerra,
Y dile, si tu lumbre lo destierra,
Que será lana su destierro y nido.

Tiempos de horror en que la sangre habita
Obligatoriamente separada
De la linde natal de su terreno.

¡Ay luna de mi olvido, tu visita
no me despierte el labio de la espada,
sí el de mi amor, guardado por tu reno!


Rafael alberti.

jueves, 5 de abril de 2018

Los álamos de plata.




Mayo de 1919
Los álamos de plata
se inclinan sobre el agua,
ellos todo lo saben, pero nunca hablarán.
El lirio de la fuente no grita su tristeza.
¡Todo es más digno que la Humanidad!
La ciencia del silencio frente al cielo estrellado,
la posee la flor y el insecto no más.
La ciencia de los cantos por los cantos la tienen
los bosques rumorosos y las aguas del mar.
El silencio profundo de la vida en la tierra,
nos lo enseña la rosa abierta en el rosal.
¡Hay que dar el perfume  que encierran nuestras almas!
Hay que ser todo cantos, todo luz y bondad.
¡Hay que abrirse del todo frente a la noche negra,
para que nos llenemos de rocío inmortal!
¡Hay que acostar al cuerpo dentro del alma inquieta!
Hay que cegar los ojos con luz de más allá,
a la sombra del pecho, y arrancar las estrellas que nos puso Satán.
¡Hay que ser como el árbol que siempre está rezando,
como el agua del cauce fija en la eternidad!
¡Hay que arañarse el alma con garras de tristeza
para que entren las llamas del horizonte astral!
Brotaría en la sombra del amor carcomido
una fuente de aurora tranquila y maternal.
Desaparecerían ciudades en el viento.
Y a Dios en una nube
veríamos pasar.


Federico García Lorca.

miércoles, 4 de abril de 2018

Nisus.



Este noble deleite de sudar y esforzarme
para luego morir, sin querer recompensa...
Ebrio de dinamismo, no me disperso nunca.
Mi vida es simple y lineal.

He donado mis tierras; he quemado mis ropas.
Con mi mandil de cuero, en mi gruta, en mi fragua
martillando en el yunque, junto a una fresca fuente
puedo a mi gusto jadear.

Soy más casto que el gneis. Agonizó la Amada.
Un enjambre de avispas acribilló sus senos
como manzanas núbiles. Me libré del castigo
del Sexo estúpido y cruel.

Desprecio las contiendas de Ahrimán y de Ormuz
y los considerandos del Gran Juicio Final,
las leyes del Areópago y de la soldadesca
y los Dioses borrosos...

Le he arrancado ya todos los denominadores
a la ecuación del mundo. Idéntico y sencillo
en mi labor penosa de terco Demiurgo
encuentro mi finalidad.

Contra el tremendo espanto de presumir los noúmenos
golpeo los fenómenos, machaco la apariencia;
cada diástole mía es una gran plegaria
de rebeldía y voluntad.


Mauricio Bacarisse.

martes, 3 de abril de 2018

Nacimiento último.


Para final esta actitud alerta
Alerta alerta alerta
Estoy despierto o hermoso Soy el sol o la respuesta
Soy esa tierra alegre que no regatea su reflejo
Cuando nace el día se oyen pregones o júbilos
Insensato el abismo ha insistido toda la noche
Pero esta alegre compañía del aire
esta iluminación de recuerdos
que se ha iluminado como una atmósfera
ha permitido respirar a los bichitos más miserables
a las mismas moléculas convertidas en luz
o en huellas de las pisadas.
A mi paso he cantado
porque he dominado el horizonte
Porque por encima de él -más lejos
más porque yo soy altísimo
he visto el mar la mar los mares los no-límites
Soy alto como una juventud que no cesa
¿Adónde va a llegar esa cabeza que ha roto ya tres mil vidrios
esos techos innúmeros que olvidan que fueron carne para convertirse en sordera?
¿Hacia qué cielos o qué suelos van esos ojos no pisados
que tienen como yemas una fecundidad invisible?
¿Hacia qué lutos o desórdenes se hunden ciegas abajo esas manos abandonadas?
¿Qué nubes o qué palmas qué besos o siemprevivas
buscan esa frente esos ojos ese sueño
ese crecimiento que acabará como una muerte recién nacida?

Vicente Aleixandre.

lunes, 2 de abril de 2018

Diente por diente.



En el país de la risa la ceniza precede al fuego
La nieve precede al pájaro
Las lágrimas a sus tronos
Lo que es esperanza en un comienzo
Se hace huella en el camino
Lo que ocurre deja los colores desunidos
Pero sujetos a una especie de impostura oscura
Para perder la vida
No hay más que un motivo en el cielo
Las bocas huelen al deseo de descubrir un hermoso crimen
Un café nunca está lejos
Unidos por una misma tendencia
Cuando el alba paga las nubes con su vida
Unidos por el bajo relieve de una voz venida a menos
Unidos como monedas en el precio de una mujer desnuda
Los miembros de un hombre no dejan allí nada que desear
Como eclipses parciales
Como solos de arpa
Como tiros al aire
Como cerillas.

Juan Larrea.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...