viernes, 1 de septiembre de 2017

El ciprés de Silos.



Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas al cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanando a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño:
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales.

Como tú negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.



Gerardo Diego.

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