jueves, 31 de agosto de 2017

El Alma.



Es la lluvia miradas de ángeles gloriosos,
acordes de cristales.
Y sobre todo esto:
la alegría de estar no junto,
ni sobre, ni tampoco dentro,
sino en ella.
Contundidos los dos,
más que fundidos.
Hechos ya un solo cuerpo,
un alma sola
que se besa a sí misma
por los espacios blancos,
olvidada del mundo.


Manuel Altolaguirre.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...