lunes, 11 de mayo de 2015

Narciso.






Traigo mi soledad acompañada
de cuantos seres son mis semejantes,
vengo solo, tan solo, que conmigo
toda la humanidad sólo es un hombre.
Vengo a verme en las aguas de la vida
en el lago remoto que revela
la verdad de las cosas, lago o río,
espejo de la muerte del que vive:
ser inferior y rencoroso el hombre.
Las llores nos entregan sus desnudos
para tejer amargas vestiduras;
se deforman los troncos de los árboles
para el triste descanso del que gime.
Nada el hombre es por sí, todo lo debe
al dulce sacrificio de las flores.
Plantas, creced a orillas de este lago
en donde canto las tristezas mías.
Nada temed, columnas de los árboles,
no necesitan tablas mis navíos;
quiero vivir mi muerte, vuestras vidas,
vuestra quietud o libertad imito.
No más esclavo ser. Narciso siempre.



Manuel Altolaguirre.

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