viernes, 28 de septiembre de 2018

Desnudo.


Blancos, rosas... Azules casi en veta,
      retraídos, mentales.
Puntos de luz latente dan señales
      de una sombra secreta.
Pero el color, infiel a la penumbra,
      se consolida en masa.
Yacente en el verano de la casa,
      una forma se alumbra.
Claridad aguzada entre perfiles,
      de tan puros tranquilos
que cortan y aniquilan con sus filos
      las confusiones viles.
Desnuda está la carne. Su evidencia
      se resuelve en reposo.
Monotonía justa: prodigioso
      colmo de la presencia.
¡Plenitud inmediata, sin ambiente,
      del cuerpo femenino!
Ningún primor: ni voz ni flor.
             ¿Destino?
      ¡Oh absoluto presente!


Jorge Guillén.

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