martes, 5 de mayo de 2015

Insomnio.




Tú y tu desnudo sueño. 
No lo sabes. Duermes.  
No. No lo sabes. 
Yo en desvelo, y tú, inocente, duermes bajo el cielo. 
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves 
te me encierran, recluyen, roban. 
Hielo, cristal de aire en mil hojas. 
No. No hay vuelo que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura 
-cauce fiel de abandono, línea pura-, 
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño, 
yo, insomne, loco, en los acantilados, 
las naves por el mar, tú por tu sueño.


Gerardo Diego.

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