viernes, 12 de septiembre de 2014

Aires.




¡Damas altas, calandrias! 
Junten su elevación 
algazara y montaña, 
todavía crecientes 
gracias a la mañana 
trémula del rocío, 
tan cándida y sin tasa, 
bajo el cielo inventor 
de distancias, de fábulas.

¡Libertad de la luz, 
damas altas, calandrias, 
lo rubio, lo ascendente!
Sean así la traza, 
tan simple aún, clarísima, 
de las profundas Nadas 
gozosas de los aires, 
con un alma inmediata, 
sí, visible, total, 
¡ah!, para la mirada 
de los siempre amadores 
¡Damas altas, 
calandrias!


Jorge Guillén.

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