miércoles, 5 de marzo de 2014




Huele a sol y a resina.
crece el pino apuntando 
a una meta celeste.
La mañana suspensa 
en un jardín remoto,
una rosa perdida
que perfuma el recuerdo.
¿Terminar el poema?
dejarlo tembloroso
como una rosa viva
pendiente de su sombra.
Aletea el silencio.
Alguien viene a buscarme
y huele a eternidad
solamente un minuto.


El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...