Te deshojé, como una rosa,
para verte tu alma,
y no la vi.
Mas todo en torno
-horizontes de tierras y de mares-
todo, hasta el infinito,
se colmó de una esencia
inmensa y viva.
El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...