jueves, 7 de junio de 2018

El infierno.


No tengo más documentos de mí mismo
que este barro mal hecho y mal cocido
en el que nadie pondrá jamás su orgullo...
ni los hombres, ni Dios... ni yo tampoco.
No reniego.
Pero así, con esta estructura desconchada y torcida,
yo no acudo ni me presento ante la Luz.
Déjame volver a la pella, al torno, al punzón,
al horno otra vez, invisible Alfarero.
¿Para qué hablar como un fatal castigo
de las terribles llamas del infierno
si todo va a ocurrir como un deseo
heroico y profundo del soplo y de la forma
que no se han encontrado todavía...
y su amoroso lecho nupcial está en el fuego?


León Felipe.

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