martes, 23 de mayo de 2017
Mi vida.
¡Roca maternal, te olvido
buscando el mar de la muerte,
dibujando un largo río
de recuerdos transparentes.
Agua primera de vida,
voy con un blanco torrente
detrás, que me empuja y brama
vida de nubes y nieves.
Mi vida riega los campos,
mi vida vuela celeste,
mi vida se queda blanca
sobre las cumbres, perenne.
Quienes se vieron en mí
me llegan por tal corriente,
asaltan mi corazón
como legiones de peces
y forman espumas blancas
que se agolpan en mis sienes.
La vejez irá delante,
hacia el mar, sin detenerse.
Mi vida está enamorada,
su prometida es la muerte.
Manuel Altolaguirre.
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