lunes, 4 de julio de 2016
Qué tristeza de olor de jazmín.
¡Qué tristeza de olor de jazmín!
El verano torna a encender las calles
y a oscurecer las casas, y, en las noches,
regueros descendidos de estrellas
pesan sobre los ojos cargados de nostalgia.
En los balcones, a las altas horas, siguen
blancas mujeres mudas, que parecen fantasmas;
el río manda, a veces, una cansada brisa,
el ocaso, una música imposible y romántica.
La penumbra reluce de suspiros; el mundo
se viene, en un olvido mágico, a flor de alma;
y se cogen libélulas con las manos caídas,
y, entre constelaciones, la alta luna se estanca.
¡Qué tristeza de olor de jazmín! Los pianos
están abiertos; hay en todas partes miradas
calientes... Por el fondo de cada sombra azul,
se esfuma una visión apasionada y lánguida.
Juan Ramón Jiménez.
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