jueves, 10 de septiembre de 2015

Los encuentros frustrados.






Cuando se nos relevan las rosas de aquel tiempo
y entre las manos crujen unos tallos quebrados,
¿dónde puede alentar lo que pasó y advino,
lo bello que persiste y es y será siempre?

No se cuentan los años: lo que queda es un zumo
de perfección extraña,  lo que vale
y sonríe porque ya es eterno.

Y no es en el aire, ni en el mar, ni en la ola,
donde pueden hallarse los relevos que faltan;
y no es necesario que se trate de rosas,
todo es flor si se quiere y se sabe cogerlo.

Contar o calcular: recursos digitales
que no suman ni restan al ámbito logrado:
guarda celosamente los relevos de rosas.
¡Son números fragantes que no cambia el olvido!


Ernestina de Champourcín.

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