martes, 18 de noviembre de 2014

La Voz a ti debida Versos 567 a 610.







Todo dice que sí. 
Sí del cielo, lo azul, 
y sí, lo azul del mar; 
mares, cielos, azules 
con espumas y brisas, 
júbilos monosílabos 
repiten sin parar. 
Un sí contesta sí a otro sí. 
Grandes diálogos 
repetidos se oyen 
por encima del mar 
de mundo a mundo: sí. 
Se leen por el aire 
largos síes, relámpagos 
de plumas de cigüeña, 
tan de nieve, que caen, 
copo a copo,
cubriendo la tierra de un enorme, 
blanco sí. 
Es el gran día. 
Podemos acercarnos hoy 
a lo que no habla: 
a la peña, al amor, 
al hueso tras la frente: 
son esclavos del sí. 
Es la sola palabra 
que hoy les concede el mundo. 
Alma, pronto, a pedir, 
a aprovechar la máxima 
locura momentánea, 
a pedir esas cosas 
imposibles, pedidas, 
calladas, tantas veces, 
tanto tiempo, y que hoy 
pediremos a gritos. 
Seguros por un día 
-hoy, nada más que hoy- 
de que los -no- eran falsos, 
apariencias, retrasos, 
cortezas inocentes. 
Y que estaba detrás, 
despacio, madurándose, 
al compás de este ansia 
que lo pedía en vano, 
la gran delicia: el sí.


Pedro Salinas.




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