viernes, 23 de mayo de 2014

Espinas cuando nieva.



Suéñame, suéñame aprisa estrella de tierra
cultivada por mis párpados, 
cógeme por mis asas de sombra
alócame de alas de mármol ardiendo 
estrella, estrella entre mis cenizas.

Poder, poder al fin hallar bajo mi sonrisa la estatua
de una tarde de sol los gestos a flor de agua
los ojos a flor de invierno

Tú que en la alcoba del viento estás velando
la inocencia de depender de la hermosura volandera
que se traiciona en el ardor con que las hojas 
se vuelven hacia el pecho mas débil.

Tú que asumes luz y abismo al borde esta carne,
que cae hasta mis pies como una viveza herida.

Tú que en selvas de error andas perdida,
Supón que en mi silencio vive una oscura rosa sin salida y sin lucha.

Juan Larrea.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...