lunes, 26 de mayo de 2014

El Olvido.



No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. 
Arroja el casco, y muere.

Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.

Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace su memoria. 
Recordar es obsceno,
peor: es triste. 
Olvidar es morir.

Con dignidad murió. 
Su sombra cruza.



Vicente Aleixandre.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...