Morir.
Por un sahara de nieblas,
caravana de la noche,
el viento dice a la noche
tu secreto.
Y el eco, búho a intervalos.
te lo trae de vuelta ciego
-paños de la noche-, ciego.
Mundos fríos bajo lunas,
de saberlo a eternidades
y niebla, se están muriendo.
De niebla que poco a poco
te va parando a ti yertos
pies y manos, corazón
-farolillo de tu pecho,
verbena de junio, al río-.
De niebla que un hoyo negro,
engualdrapado de espantos
-¡martillo del eco, viento!-
cuévano de claridades,
sombra, te está construyendo.
Dámaso Alonso.