jueves, 5 de diciembre de 2019

Cuba dentro de un piano.


Cuando mi madre llevaba un sorbete de fresa
por sombrero y el humo de los barcos
aun era humo de habanero.
Mulata vuelta bajera.
Cádiz se adormecía entre fandangos y habaneras
y un lorito al piano quería hacer de tenor.
Dime dónde está la flor
que el hombre tanto venera.
Mi tío Antonio volvía con su aire de insurrecto.
La Cabaña y el Príncipe
sonaban por los patios del Puerto.
(Ya no brilla la Perla azul del mar de las Antillas.
Ya se apagó, se nos ha muerto).
Me encontré con la bella Trinidad.
Cuba se había perdido y ahora era verdad.
Era verdad, no era mentira.
Un cañonero huido llegó cantándolo en guajiras.
La Habana ya se perdió.
Tuvo la culpa el dinero...
Calló, cayó el cañonero.
Pero después, pero ¡ah! después...
fue cuando al SÍ lo hicieron YES.

Rafael Alberti.

El viejo y el Sol. Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo p...