jueves, 11 de julio de 2019

Mundo en claro.


Lo oscuro pierde espesor.
Triunfa el cristal. La ventana
Va ensanchando hasta el confín
Posible la madrugada,
Flotante en una indolencia
Que no es mía. Todo vaga.
Una indecisiôn de nube
Forma un conato de estancia.
Entre jirones de muebles,
A los espejos aguardan
Los volúmenes confusos:
Caos dentro de una casa,
Pero con mucha inocencia
Caótica.
                  ¡Leve el alba!

Aunque gravite con fe,
-La fe en un mundo de gracia,
Regalado- todo pesa
Ligeramente. Ya baja
La luz a señorear
Hasta las sombras dejadas
A los sueños. No hay ventura
Mayor que esta concordancia
Del ser con el ser. Ahora
Ni alumbra gozo. ¡Se arraiga
La vida con tal raíz
Dentro de su necesaria
Profundidad! Sin cesar
Asombra  la simple marcha
Del tiempo, de este minuto
Que por el presente pasa
Resonando, fácil. Es
La incógnita soberana.
¡Tic tac!
                ¡Tic tac! 
Y comienzas
A sentir la mescolanza
De mi vigilia y tu fondo
Grave. ¿Duermes? Bien enlazas
Y remontas el borrón
De esa intemperie a la talla
De este concierto final
Que a los dormidos ampara.
¿Duermes? Memoria en relieve
Va aflorando por la máscara
De soñar, que poco a poco
Se va convirtiendo en cara.
¿No están ya los entresueños
Enredándose en la trama
De grises, blancos y azules
Que por la atmósfera llaman?
Se quiebra el albor.
Y la aurora
Difunde una llamarada:
Amarilla se deslíe
Por entre el carmín y el grana.
Con resplandor y rumor,
Invasores, avasalla
Siempre el día. ¡Qué temprano
Suena a calles estrenadas
Otra vez! Vuelve a vivir,
A esperar la luz humana,
Enamoradiza ya
Por balcones y fachadas.

Jorge Guillén.

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