jueves, 5 de abril de 2018

Los álamos de plata.




Mayo de 1919
Los álamos de plata
se inclinan sobre el agua,
ellos todo lo saben, pero nunca hablarán.
El lirio de la fuente no grita su tristeza.
¡Todo es más digno que la Humanidad!
La ciencia del silencio frente al cielo estrellado,
la posee la flor y el insecto no más.
La ciencia de los cantos por los cantos la tienen
los bosques rumorosos y las aguas del mar.
El silencio profundo de la vida en la tierra,
nos lo enseña la rosa abierta en el rosal.
¡Hay que dar el perfume  que encierran nuestras almas!
Hay que ser todo cantos, todo luz y bondad.
¡Hay que abrirse del todo frente a la noche negra,
para que nos llenemos de rocío inmortal!
¡Hay que acostar al cuerpo dentro del alma inquieta!
Hay que cegar los ojos con luz de más allá,
a la sombra del pecho, y arrancar las estrellas que nos puso Satán.
¡Hay que ser como el árbol que siempre está rezando,
como el agua del cauce fija en la eternidad!
¡Hay que arañarse el alma con garras de tristeza
para que entren las llamas del horizonte astral!
Brotaría en la sombra del amor carcomido
una fuente de aurora tranquila y maternal.
Desaparecerían ciudades en el viento.
Y a Dios en una nube
veríamos pasar.


Federico García Lorca.

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