lunes, 26 de noviembre de 2018

Laxitud.


La tarde gris y triste me agobia,
tengo sueño;
estiro lentamente mis dos brazos abiertos
que se prenden al aire;
quieren cazar el tiempo, aprisionarlo pronto,
robarle su secreto, deshacer bruscamente
sus límites estrechos.
Quiero llorar: no sé; quiero reír: no puedo.
Los deseos se estrellan contra la inexorable inercia
del silencio; sobre mi corazón rueda
grávido al peso de la existencia toda.
Al fin me desperezo.
Logro romper el cerco del malsano sopor,
pero apenas lo venzo ya me torna a invadir
quedamente su tedio.
Luego...
Ya no sé más; suspiro, me paseo,
exprimo el tormentoso lagar de mi cerebro,
destilo el elixir de su inquietud
en mi pecho...
Sujeto en mi memoria repite el pensamiento;
la tarde gris y triste me agobia,
¡tengo sueño!...

Ernestina de Champourcín.

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