viernes, 15 de junio de 2018

La voz cruel. El solitario.



En esta noche negra
con maldades de fósforo,
cuando brillan los crímenes como peces,
voy por la vida en una barca,
voy bajo la muerte que es mi cielo.
Me admiro de ser yo quien solitario
grite a los hombres la verdad del destino.
Grito a los hombres plenos
y a las mujeres huecas,
les grito que el amor que les confunde
no debiera romperse.
Las mujeres se abren para el vicio
y los hombres ignoran,
cuando rasgan un vientre, que están presos.
Las carceleras débiles, huecas mil veces,
huecas, huecas, se ensañan y seducen traicionando.
El amor impotente contra el placer fugaz
se rompe el alma.
Y yo me rompo el alma
contra los horizontes de la vida.


Manuel Altolaguirre.

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